VEINTIUNO

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VEINTIUNO

Shinso Hitoshi derribó de una única patada la puerta de la oficina de la enfermera Recovery Girl arrastrando de la mano a Beth Elenio, y Bakugo Katsuki y Matthew Cornelius, con la heroína convertida en estatua entre sus brazos, ingresaron. Con un débil grito sorpresivo Recovery Girl se apartó de la ventana, desviando su atención de la repentina tormenta, y vislumbró al grupo de héroes con sus esclarecidos ojos agrandados.

—¿Qué demon...? —Dijo y, al ponerse sus anteojos para observar mejor, añadió con certeza—: Repósenla en la camilla y díganme qué le sucedió.

Los héroes obedecieron mientras que Shinso se posicionaba a un costado, llevando a Lázaro consigo. Matthew lloraba y gimoteaba, pero tomó aire y se obligó a recomponerse, alzando sus fuerzas para el bienestar de su única e inigualable alma gemela.

—Charlie. Su nombre es Charlie Lucius —gimoteó, acomodándose a un costado de la camilla para poder sujetarla de la mano. Un sollozo trepó por su garganta al sentir los músculos ajenos petrificados—. Desde que tengo memoria estamos juntos... Está para mí... Tienen que salvarla, por favor. Sin ella, yo...

Chiyo asintió, comprendiendo y empatizando con el dolor del conmocionado héroe debido a sus extensos y fructíferos años de experiencia. Sin embargo, no perdió tiempo en seguir interrogándolo y bifurcó su atención al resto de los héroes. Su decaída expresión se tensó al ver el estado en el que estaban.

Bakugo Katsuki balbuceaba maldiciones sin cesar, apenas logrando controlar la subida de temperatura que su cuerpo estaba sufriendo. Shinso Hitoshi se veía perdido en algún planeta distante, con sus cejas tan juntas que parecían una y oscuras ojeras bajo sus ojos, característica que Recovery Girl aprendió que el muchacho tenía después de haber ejercido su don. Por último, Beth Elenio lucía al borde de vaciar su estómago, pálida como un fantasma. De hecho, juzgando por su expresión, ella parecía haberse encontrado con uno. Sus grisáceos ojos no se separaban del suelo, ni siquiera cuando las lágrimas caían por ellos, y su mano adoptaba la forma de una garra en torno a la de Hitoshi.

—Haré todo lo que pueda hacer para salvarla, Cornelius —dijo, caminando hasta la camilla para comenzar a revisar sin saber lo que estaba mal en primer lugar—. Pero para eso necesito que me digan exactamente qué ocurrió, con lujo de detalles, ¿entendido?

Bakugo Katsuki dio un paso al frente, chasqueando su lengua con irritabilidad. El azulado héroe, junto a su petrificada amada, prosiguió con sus sollozos al ver que su enemigo ocupaba el rol de informante.

—Billy jodido Walker ocurrió, viejo. Si no hubiera sido por el lavado de cerebros de Hitoshi nada de esto habría pasado, yo podría haberme encargado del jodido pelirrojo en un parpadeo, ¡pero no!

—Ve a lo importante, Bakugo —lo apuró Recovery Girl con la mayor calma que pudo fingir, pues no le quedaba nada, ni una gota. No al ver el horroroso estado en el que Charlie Lucius se encontraba. Nada en sus años de vida podía ayudarla en esos momentos.

El irascible héroe prosiguió contando lo ocurrido, pero Beth no podía oírlo, no podía revivir lo sucedido nuevamente. Tan solo podía llorar en silencio y dejar que los brazos de Shinso la envolvieran, protegiéndola de todo mal. ¿En qué momento su vida se fue por la cañería?

Claro que todos sabían que Billy no era un héroe estable, pero él jamás sería capaz de dañar a alguien voluntariamente... ¿cierto? Ya no sabía qué era real y qué una pesadilla. Pasó cada día, por las últimas semanas, con él. Incontables horas semanales entrenando, conversando, riendo y desahogándose. Los primeros encuentros fueron incomodos, por supuesto, pero él tenía una jovialidad, una inocencia, una felicidad que ella, en lo más profundo de su ser, envidiaba.

𝐉𝐔𝐃𝐀𝐒 [𝐀𝐢𝐳𝐚𝐰𝐚 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora