Capítulo 9 El viaje

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El viaje

Victoria y yo ya estamos volando hacia Monterrey, no me creo que esté haciendo el trayecto opuesto al de hace cuatro años. Por entonces nada tenía sentido, ahora poco a poco empieza a tenerlo....

-- ¿Me contarás algún día por qué estás haciendo esto?-- me pregunta.

-- Es una corazonada, siento que puedo salvarle la vida a esta mujer.--

-- Pero... es un tanto extraño, ¿no te parece? --

-- Tengo motivos que me hacen pensar que debo hacerlo. Es una historia un poco larga, algún día te la contaré. -- Si supiera que ya lo hice...

-- De acuerdo, espero que algún día lo hagas. --

El vuelo con escala transcurre sin incidentes y llegamos allí por la mañana, es lo que tiene viajar en el sentido contrario a la rotación terrestre, se aprovecha mucho más el día. Seguidamente un taxi nos lleva hacia el hotel, nos dan la habitación y llamo a Liam para hacerle saber que el viaje ha ido
bien.

-- ¡Hola Cariño! Ya estamos en el hotel. --

-- Hola, me alegro de que ya hayáis llegado a vuestro destino.--

-- Te mantendré informado de todo, no te preocupes. ¿Y Elena? --

-- Está en el baño, después le digo que has llamado. --

-- Vale, cuidaros mucho. --

-- Y vosotros también. --

Nada mas colgar suena mi móvil, es mi madre. Automáticamente pienso en la que se me viene encima... a estas horas Liam ya le habrá dado a conocer "los detalles" de nuestro supuesto viaje de placer.

--Hola mamá, ¿qué tal?--

-- Hola. Liam me lo ha contado todo, ¿estás loca?--

-- Mamá no te preocupes, todo va a ir bien. Para mí no va a suponer ningún riesgo y sin embargo le puedo salvar la vida a alguien. --

-- Vamos a ver Laura, lo entendería si fuera alguien de la familia o algún conocido, ¿pero una persona extraña que se encuentra al otro lado del Océano
Atlántico?--

-- Tengo mis motivos mamá y debo hacerlo. Además he venido acompañada.--

-- Sí, ya lo sé, no me explico como Victoria ha accedido a tal locura.--

-- Pues porque es la mejor hermana mayor. -- la miro y sonreímos.

-- Bueno, espero que me vayas contando y más os vale volver sanas y salvas. --

-- Te lo prometo, estaremos bien. Espero que tú también estés bien.--

-- Si, no te preocupes por mi. Ya son muchos años aguantando lo mismo y al final una se acaba acostumbrando. --

-- No deberías seguir aguantando malos tratos mamá, por mucho que lo quieras...--

-- Bueno, ya no es como antes. Ahora está más tranquilo. -- dice con tristeza.

-- Cuidate por favor, te iré llamando. --

Cuelgo y me tumbo sobre la cama. Siento un gran alivio y tengo la sensación de estar haciendo lo correcto. Desde que encontré a Valeria he recuperado mi paz interior y no he vuelto a tener esas pesadillas que me sobresaltaban de madrugada, es la mejor señal para saber que estoy haciendo lo que debo.

Es el momento de llamar a la clínica para hacerles saber que ya hemos llegado. Marco el número y empieza a dar tono.

-- Clínica privada San Diego, Mónica al habla. --

-- Buenos días soy Laura Ferrer. Llamé hace unos días para ofrecerme a ser donante de Valeria Ramos. --

-- Si, lo recuerdo perfectamente señorita Ferrer. ¿Ya se encuentra en Monterrey? --

-- Efectivamente, ya estoy aquí. --

-- Muy bien se lo haré saber al doctor. ¿Cuando podría pasarse por la clínica?--

-- Esta misma tarde. --

-- Muy bien, le esperamos a las cinco. Le mando la ubicación a su teléfono móvil. --

-- Gracias, hasta luego entonces. --

Se lo hago saber a Victoria y decidimos comer algo y descansar un poco del viaje, tenemos tiempo antes de ir hasta allí y además nos hace mucha falta.

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Ya estamos listas, nos encontramos en el taxi que nos conduce hasta la clínica. Recorremos el trayecto y nos relajamos contemplando la ciudad.

Llegamos y al ver el exterior del gran edificio nos percatamos de que la clínica no es para la gente de a pie, sino más bien para personas pudientes.

Entramos y corroboramos nuestra sensación inicial, el lugar es impresionante.

Me identifico en recepción y enseguida nos hacen pasar a la consulta. El médico nos estrecha la mano y nos invita a tomar asiento.

-- Buenos días, Mónica me ha comunicado que una de ustedes se ofrece como donante de médula de la señorita Valeria. --

-- Así es, yo soy la voluntaria. -- le digo.

-- Muy bien, pues como ya le dijeron, Valeria terminó hace una semana su cuarto ciclo de quimioterapia. En estos momentos su organismo se encuentra débil y debemos dejar que pasen una o dos semanas para que se recupere y sus defensas se repongan.

Mientras tanto ganaremos tiempo haciéndole a usted algunas analíticas que son necesarias ante un posible trasplante.

-- ¿Haría falta mucho tiempo más para llevar a cabo el trasplante? -- pregunto.

-- Lo cierto es que una vez Valeria se haya recuperado se podría llevar a cabo en breve. De hecho no se ha realizado hasta ahora porque no hemos encontrado a alguien lo suficientemente compatible en el banco de donantes anónimos. Lo bueno es aún tenemos algo de tiempo, por lo que le agradecemos enormemente su ofrecimiento y su interés. Por su acento deduzco, que no son de aquí, ¿cierto? --

-- Así es, somos de España. Conocí el caso de Valeria hace unos días a través de Internet y me conmocionó, me gustaría intentar ayudarla. --

-- Muy bien. Pues empezaré recopilando sus datos personales, elaboraré su ficha y le emplazaremos a venir mañana en ayunas para hacerle una analítica de sangre. Los marcadores de compatibilidad los llevaremos a cabo una vez
Valeria se recupere un poco. Serán determinantes para saber si se puede realizar o no el trasplante. --

-- De acuerdo doctor, hasta mañana entonces. -

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