Capítulo 22 La invitación

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Ayer fue un día repleto de emociones y a pesar de los nubarrones iniciales al final acabó saliendo el sol. Y nos deslumbró a todos con su luz y su calidez.
La sorpresa de mi madre al ver a Valeria fue mayúscula y estoy segura de que su vida ahora va a ser bien diferente.
Soy consciente de que aunque Victoria y yo hemos vivido más o menos de cerca lo que es sufrir malos tratos no podemos hacernos una idea de lo que ha supuesto para nuestra madre. A veces me pregunto si siempre fue así o tal vez hubo un comienzo feliz que se truncó por algún motivo o sin él. Algún día le preguntaré a mi madre acerca de su historia y qué fue lo que vio en él para que quedara atrapada de esa manera en los hilos a veces maltrechos del amor.

En estos momentos me encuentro en mi piso arreglándome porque hoy almorzaremos todos juntos en un restaurante para celebrar que por fin estamos al completo. Mientras tanto Valeria ha convencido a nuestra madre para ir juntas de compras y dedicarse tiempo la una a la otra que falta les hace....

Suena mi móvil, es Victoria.

--¡Buenos días o más bien ya buenas tardes!-- le digo.

--Hola, ¿has podido descansar algo?--

--Sí, he dormido como un tronco. Pocas veces he dormido tan bien como hoy.--

--Ayer fue un día para recordar siempre. Aún no me creo todo lo que ha pasado.-- Victoria se detiene y guarda silencio durante unos segundos.

--Así es, muchos acontecimientos en poco tiempo, pero Valeria se encargó de que el día terminara de la mejor manera posible.--

--Desde luego. Oye, ¿te ha dicho que tenemos reserva para almorzar en el restaurante del hotel de la calle Nueva a las 14:30h?--

Me detengo en seco de camino a mi dormitorio y recuerdo que ese fue el hotel en el que me alojé durante los días en que fui Valeria.

--Sí, me lo ha dicho, pero ¿en el hotel de la calle Nueva?-- le digo un tanto dubitativa.

--Sí, ha reservado allí porque se quería hospedar en un hotel cercano a tu piso y además las reseñas del restaurante son muy buenas. ¿Prefieres otro sitio?--

--No, no, está bien. Creía que se quedaría hoy también a dormir en tu casa.--

--Eso creía yo, pero se ha empeñado en alojarse en ese hotel.... y yo tampoco quiero que se sienta cohibida en mi casa, el dormitorio que tengo libre es igual de grande que su zapatero y es lógico que se agobie en un espacio tan reducido.--

--Tú por lo menos tienes un dormitorio extra, yo ni eso. De todas formas no creo que se trate de tener más o menos espacio, más bien no querrá ser una molestia y por eso preferirá hacerlo de esa manera.--

--Sí, es lo más probable. Bueno Laura, pues nos vemos en un rato.--

--De acuerdo, hasta luego.--

Cuelgo y voy al salón en donde se encuentra Liam que acaba de llegar con Elena. Desde que mi padre murió ha estado en casa de mis suegros y ya empezaba a extrañarla.

--¡Mamá! ¿Cómo estás? Te he echado de menos. ¿Ya está aquí Valeria?--

--Hola cariño, sí, ya está aquí. Pero a partir de ahora puedes llamarla tía Valeria.--

--¡Qué bien! ¡Lo haré! ¿Y la abuela? ¿Está bien?--

--Está bien, no te preocupes han ido de compras.--

--¡Vaya! Yo también quería ir....--

--Tranquila ya habrá tiempo de todo.--

La abrazo y le sonrío a Liam que me mira con la dulzura a la que me tiene acostumbrada.

--Bueno, pues si estáis listas es hora de ir a celebrar una reunión familiar muy esperada.--

--¡Pues vámonos!-- Sentencia Elena con una alegría desbordante.

Caminamos diligentes hacia la calle paralela en donde se encuentra el hotel y mientras nos dirigimos hacia allí recuerdo aquella vez que hice el mismo trayecto pero a la inversa. En aquella ocasión me sentía como una completa extraña que luchaba sin cesar por recuperar a su familia. Era consciente de que lo tenía muy complicado y ni yo misma entendía qué estaba ocurriendo. Hoy tengo la satisfacción de saber que cada paso que doy me lleva al culmen del destino, ahora ya sé que el capítulo se dispone a cerrarse para siempre cerrando con él todas las heridas.

Entramos al hall en donde nos esperan todos, mi madre, Valeria, Carlos, Pablo....todos, todos menos él, porque él ya partió, ya no está.

--¡Abuela!-- dice Elena mientras va al encuentro de mi madre para fundirse con ella en un cálido abrazo. --¡Valeria!-- hace lo mismo con mi hermana del alma.

--Acabo de hacerle las últimas presentaciones familiares a Valeria, ya conoce a Carlos y a Pablo. --me confirma Victoria.

--Sí, ya os conozco a todos, y no puedo estar más feliz. He regresado a la familia y ahora nada ni nadie nos volverá a separar.--

Miro a mi alrededor y respiro un ambiente maravilloso y a la vez nostálgico que me hace recordar aquellos días extraños en los que era yo sin serlo...

Nos dirigimos hacia el gran salón del restaurante que Valeria se ha encargado de reservar sólo para nosotros y da comienzo el almuerzo mientras charlamos animadamente. La celebración va trascurriendo y observo a mi madre, una mujer fuerte como ella sola. Serena pero con heridas, demasiadas heridas en su interior. Me hace feliz pensar que al menos hoy cerrará una de ellas y lo hará para siempre. De repente su mirada se cruza con la mía, me sonríe y vocaliza dándome un "gracias". Yo le devuelvo la sonrisa y le lanzo con mi mano un beso que noto le llena el alma.

En un momento determinado me dispongo a ir al aseo y al llegar se me cae un pendiente al suelo, me agacho para cogerlo y me acerco al lavabo para volver a ponérmelo. De pronto y como si lo intuyera por un segundo veo y siento a mi padre a través del espejo. Me mira sonriendo de un modo muy parecido a como lo había hecho mi madre momentos antes y sin ni si quiera tener que vocalizarlo siento gratitud en su mirada. Jamás había visto esa emoción en su rostro y mi única reacción es girarme para verlo sin el filtro del espejo. Al hacerlo desaparece y no consigo retenerlo por más tiempo. No te odio papá, con el tiempo quizás solo quiera entenderte.

Salgo de allí un poco angustiada, pero me recompongo enseguida porque soy consciente de que hoy nada puede empañar la felicidad más que merecida de mi familia.

--¿Todo bien?-- me pregunta Liam que me conoce mejor que yo misma.

--Sí, todo bien.-- le sonrío y continuamos con la reunión familiar.

Justo antes de llegar a los postres Valeria se levanta y pide la palabra.

--Bueno, antes de nada quisiera agradeceros el acogimiento que me habéis dado. Me siento realmente feliz, mi vida ha cambiado gracias a vosotros y sobre todo gracias a Laura. Bien, he pedido la palabra porque faltan pocos días para navidad y antes de que llegue esa época tan señalada me gustaría invitaros para que la pasemos juntos en Monterrey junto con personas que tengo allí y que también son muy importantes para mí. Entonces, ¿cuento con vosotros? y sobre todo.... ¿cuento contigo mamá?-- se gira y espera la respuesta en primer lugar de nuestra madre.

--Claro que sí, cuenta conmigo.-- le contesta.

--¡Y con el resto también! ¿no?-- dice en voz alta mirando a toda la familia buscando la confirmación.

--¡Siiiiii!-- Decimos todos al unísono.

--Estupendo, pues para la vuelta a Monterrey voy más que acompañada. -- dice Valeria emocionada.

Se acerca la navidad y este año promete ser....inolvidable.







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