Capítulo 23 Coincidencias

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Ha pasado una semana y nos encontramos todos en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas facturando nuestras maletas. Si no me equivoco esta es la primera vez que mi madre se subirá a un avión y está muy emocionada. Elena ya ha pedido sentarse a su lado para que las largas horas de vuelo se le hagan más amenas.

Casi sin darnos cuenta el avión despega y va cogiendo altura perdiéndose entre la inmensidad de las nubes, allá vamos Monterrey. Aún no me creo que vaya a visitar de nuevo esa ciudad tan maravillosa, tan única.

Tras un montón de horas y dos escalas llegamos y pisamos por fin suelo mexicano. Recogemos nuestros respectivos equipajes y Valeria nos hace saber que Carla nos está esperando en las llegadas. Caminamos por el largo pasillo y la vemos venir a lo lejos.

--¡Carla!-- dice Valeria con lágrimas en los ojos. Se acercan la una a la otra y se abrazan bien fuerte, que bonita amistad. --Ven, te voy a presentar a mi madre y al resto de la familia.-- La toma de la mano y la lleva hasta ella.

--Un placer conocerla Julia. Y vosotras venid para acá que os dé un buen achuchón.-- dice mientras se nos acerca a Victoria, Elena y a mi. Saluda también a Liam que a su vez le presenta a Carlos y a mi sobrino Pablo.

--Bueno, pues ya estamos todos. Carla, voy a pedir un taxi, ¿podemos irnos unos cuantos en tu coche?-- dice Valeria.

--Claro que sí, para eso estoy aquí. ¿Quién se viene conmigo?-- pregunta Carla.

--¡YOOOO!-- dice Elena que se apunta a un bombardeo.

Nos dividimos entre los dos vehículos y ponemos rumbo hacia la casa de Valeria. Al llegar mi madre abre los ojos de par en par al ver el nivel de vida que tiene.

--Mamá, esta no es solo mi casa también es la tuya, la vuestra.-- dice mirándonos a todos.

--Hija, sólo tú eres mía lo demás te lo ha dado la vida y es tuyo.-- le contesta mi madre con la satisfacción de comprobar que a pesar de no haber estado cerca de ella no le ha faltado de nada.

--Bueno abuela, a mí esta casa me gusta, así es que si Valeria nos la presta ¡yo no voy a decir que no!-- dice Elena que consigue que nos miremos todos y soltemos unas buenas carcajadas ante tal grado de sinceridad.

--¡Ay Elena! Gracias por esa personalidad tuya que tienes. Por cierto, quería presentaros a Rosa, es la persona que me ayuda en la casa con todo, no puedo vivir sin ella la verdad. Si necesitáis cualquier cosa sólo tenéis que decírselo. Ella os va a acompañar a vuestras habitaciones para descansar. Ha sido un día muy largo y me imagino que estaréis agotados.-- Concluye Valeria a la que se le nota muy cansada.

A veces se me olvida que no hace mucho del trasplante y aún no está al cien por cien de energía. Nos despedimos de Carla y nos disponemos a descansar en nuestras respectivas habitaciones tras el largo viaje.

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Es un nuevo día y el jet lag ha hecho que duerma más tiempo del que me hubiera gustado, aunque no he sido la única, Elena aún sigue durmiendo y son las once de la mañana hora local. Liam sin embargo se levantó bien temprano y se fue a correr un rato. Eso sí, volvió se duchó y ahora está hecho un trapo.

Me dispongo a desayunar y al llegar a la cocina me encuentro a mi madre que está ayudando a Rosa a preparar el desayuno. Carlos y Pablo están en el salón viendo la tele.

-- ¡Buenos días! ¿Dónde están el resto?-- les digo.

--Hola hija, pues tus hermanas han ido a encargar un catering para la comida, Valeria quiere que probemos los platos típicos de aquí.--

UN VIAJE INESPERADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora