23: Confesión De Amor

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Aunque Jin insistió en que no debí haberle propuesto a Jimin tener una relación por el tiempo que estuviéramos juntos, yo no me aparté de esa idea.

Jimin estaba feliz, y yo también. Con el pasar de los días, fuimos capaces de olvidarnos de toda esta situación y comenzamos a vivir nuestros días de una forma muy hermosa. Estábamos juntos todo el día, cocinábamos juntos, y todo estaba siendo tan perfecto que me negaba a pensar que de verdad esto duraría muy poco.

Solo habían pasado tres días desde que Jimin y yo hablamos sobre olvidarnos de lo malo. Honestamente, ya no quería esperar más para poder llamarlo oficialmente mi novio.

Taehyung era el único que, aunque se había negado mucho, ahora había “aceptado” nuestra decisión. Aun podía ver que dudaba y no apoyaba del todo nuestra idea de comenzar algo, pero aun así accedió a ser mi ayudante el día de hoy.

—Sigo pensando que es una estupidez.

—Dijiste que lo ibas a tratar de aceptar; suficiente tengo con Jin.

—A ese ni me lo menciones, es un idiota que se mete en donde no le llaman; me tiene harto.

—¿Tú y él tienen algo? A veces parecen esposos, se pelean como un matrimonio y luego se vuelven a contentar.

—¿Cómo vas a creer eso?

Me lo quedé mirando y reí al verlo. —Te pusiste nervioso, así que con eso me dejas más sospechas.

—Pues piensa lo que quieras, no quisiera estar con un insensible, idiota y manipulador como él…

—Lo dices como si lo conocieras mucho.

—Ya deja de hablar de él, concéntrate en poner las flores que estás dejando el camino todo chueco.

—Dejaré de hablar de él, pero aún así seguiré insistiendo hasta que acepten la realidad.

Reí y seguí poniendo todo ese camino de pétalos de rosa que llegaban hasta una mesa que ya estaba perfectamente acomodada con copas, cubiertos y platos.

Y sí, era todo para Jimin. No quise pedirle que fuera mi novio de una forma sencilla; Jimin merecía algo lindo y por eso había pedido la ayuda de Taehyung para esto.

—Ya quedaron las declaraciones de la entrada; Jimin no tarda en llegar, apúrate.

—Ya terminé, ¿cómo se ve?

—Es evidente que un profesional no hizo esto.

Me lo quedé mirando mal y suspiré viendo el camino de pétalos.

—¿Se ve muy mal?

—Se ve bien, solo estoy jugando.

—¿A qué hora llega Jimin?

—En unos 15 minutos, yo calculo; me dijo que ya venía en camino.

—Ya me puse nervioso.

—No le vas a pedir matrimonio, además sabes que Jimin también se enamoró de ti aunque haya pasado tan poco tiempo; no te dirá que no.

—¿Y tú qué sabes?

—Porque soy su amigo y lo conozco mejor que tú.

—¿Y si me dice que no?

—Pues te va a tocar llorar.

—Gracias por los ánimos.

—Ya deja de andar quejándote y mejor ya ve por el ramo de flores y espera a que llegue.

—¿Ya te vas?

—Sí, iré a… tomar aire o a perderme por la ciudad.

—¿Seguro estás bien? Te ves raro.

The memories of a past life Donde viven las historias. Descúbrelo ahora