Daphne nunca pensó que podía tener un alma perdida sobre el hilo rojo, sin embargo aparecerá barreras que será difíciles de afróntar.
¿Enamorarse con solo una mirada?
Luego del fallecimiento de su padre, siente que ya no es la misma, que solo es es...
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En aquel lugar, laguna cristalina y una estación otoñal que parece que estoy en la eternidad.
—Daphne, te admiro de como logras cada cosa —me dice Esteban con una gran sonrisa.
—No lo logaría sin ti, gracias por todo —le doy un pequeño beso.
—No me esperaba ese beso, tú puedes sola, yo siempre seré esa ayuda para tapar un agujero —se ríe.
— ¿Alguna vez te has pensado de como seriamos si tu fueras real?
—Por supuesto que sí, casados y con una hermosa hija llamada Melany. Además yo haciendo canciones dirigidas a tí, capaz de tipo rock.
Lo miro asombrada, no me esperaba para nada aquella respuesta.
— ¿Realmente piensas eso?
—Sí, y lo pensaría millones de veces.
Solo me abraza, un fuerte viento acorralo nuestros cabellos.
—Desearía no irme de aquí, te amo.
—Yo también, verás—me deja de abrazar—las personas que valen la pena siempre estarán en el corazón, aunque ya no estén con nosotros permanecen en aquel lugar.
—Capaz en otro universo pudimos ser felices siempre ¿No lo crees?
—Lo creo y mucho, ¿Cómo te sientes?
—Siento que llegue a hacer feliz.
—La felicidad es todo, me refiero a los momentos tristes, molestos también de miedo, esa es la felicidad de la vida.
Me pongo a reflexionar, y llegue a la conclusión que todas las personas tenemos felicidad, obviamente cada uno a su manera.
—Me explicas porque eres tan especial.
—También me das alguna razón por lo que eres tan fabulosa.
Nos reímos, como esperaba ese tipo de personas en mi vida.
Pensé que vino en el momento equivocado, cuando la equivocada fui yo.
—Dime ¿En qué piensas en ese mismo momento?
—Pienso...en lo mucho que he cambiado —le doy una sonrisa.
—Sabía perfectamente de que mejorarías, obsérvate a ti misma, como te convertiste en una persona que no creías convertirte.
—Solo que tengo miedo en volverme como antes, Esteban —suspiro— ¿Crees que seré fuerte?
—Siempre fuiste fuerte, solo que no sabías demostrarlo—se acerca hacia mí.
Cuando aquel se acerca yo también lo realizo, le toco su sedoso cabello, me sonrojo, siento que mis latidos se están acelerando.
Los dos recibimos al mismo tiempo un beso húmedo creado por nuestros labios, siento que estoy a punto de desmayarme por aquella mirada.