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[Kiyoko]

Desperté. Y para mí sorpresa, rodeada de 4 chicos guapos, y tres pequeñas bestias, llame a cada una de estas para que entrarán en mi a descansar, y con todo el cuidado posible, intente salir de la cama sin despertar a ninguno de mis compañeros. Habíamos estado hablando hasta el amanecer, poniéndonos al día.

Me dirigí al baño y aproveché para verme en el espejo, me sorprendió al ver cómo la porción de pelo teñido era menor a la blanca, instintivamente se instalaron muchas preguntas pero la que más destacó fue ¿Cuánto tiempo había pasado? Rápidamente está pregunta fue respondida por el primer ser despierto y familiar

No ha pasado tanto, esta más largo producto del despertar de poder que tuviste... Crecerá más

... Estas más amable

Dar el ejemplo.

Murmuro, para luego desaparecer, ahora, se sentía más presente que antes, podía sentir como, todo en mi interior se acomodaba, y se volvía mío, manipulable, como todo lo que era tan, oscuro, e incómodo, ahora formaba parte de uno solo.

Mire mi cabello una última vez para finalmente tomar, lo que eran unas tijeras y recortar desde el negro hacia abajo, dejando aún así, una buena cantidad de cabello por debajo de mis hombros.

Últimamente habían sucedido tantas cosas que, ya más cambios, daban casi un poco igual.

Di vueltas a la casa observando con detenimiento cada una de las habitaciones, finalmente, volví al punto de reunión común en la casa, la sala. Akihito vendo mis heridas nuevamente por lo que hoy ya estaban mucho mejor. Moverme era mucho más fácil, y el dolor también había disminuido.

Me senté en el sofá y dejé ir mis emociones un poco, pensé en todo, papá zawa y papá hiza, que definitivamente deben estar confundidos, y desesperados, pensé en lo mucho que los extrañaba, lo que menos quería hacerles era más daño, sabía que había llegado a su vida para complicárselas mas y estaba tan arrepentida, esperaba que tío nezu presionara a  papa zawa y papa hiza para seguir con sus vidas, sus clases, sus patrullajes.

Ojalá papá zawa no deje a hiza comer pizza todos los días...

Pensé también en mis amigos, bokugou, todoroki, mina, uraraka, toda la clase 1-A que, pese a nuestros pequeños encuentros al principio, había aceptado a una compañera desastrosa como yo.

Pensé en el rubio lleno de esperanza y en la peli azul, que el primer día había salvado mi vida,
¿Seguirán manteniendo esa energía caracterizadora de ellos? ¿Estarán saliendo?

Y finalmente en el azabache que, había llegado para revolucionarlo todo, para hacerme olvidar y volver a nacer, extrañaba su voz, las conversaciones, las llamadas, los mensajes, extrañaba molestarlo hasta hacer que su rostro se sonroje y soltara incoherencias una tras otra, tratando de responder a mi iniciativa, su sonrisa, esta forma en sus labios que se formaba cada que aparecia frente a el, corre por mi venas, y da vueltas en mi estomago, llenandome del pensamiento de correr hacia el, de gritarle y pedirle que sea por siempre, ese rayito de luz en mi oscuridad.

Entre pensamientos y pensamientos, no sentí como se desataba una pelea sobre quien bajaba las escaleras primero, hasta que pude oír, como los dos gemelos rodaban por esta, cayendo.

—¡idiota te dije que yo primero!—

—¡Por qué siempre eres tu primero, naciste antes, confórmate con eso!—

—me importa una mierda—

—tch, como sea— reclamo finalmente para después levantarse del piso y quitar a su hermano de encima —...¡kiyo! Te despertaste antes ¿Cómo estás? ¡Wauu! ¡Volviste a tu color natural! ¡fabuloso! ¿Tienes hambre? ¡Haré de comer!—dijo con emoción corriendo hacia lo que era la cocina, quien diría, que alcanzaría a probar la comida de los idiotas de mis hermanos.

Aprender a sanar [Tamaki amajiki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora