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[Tamaki]

Lo había hecho.
¿Por qué lo había hecho?
Dioss... ¿¡Por qué lo había hecho?!

Digo... Lo sé, lo sé bien, pensé en ella cada día, todos los días, y cuando la vi, aparecer, ahí, como una pequeña ilusión, me perdí.

Me encontré perdido, en ella, en lo que quisiera, en lo que la rodeaba, en sus ojos, en la forma en la que miraba, la había extrañado, la habla extrañado tanto, y estaba asusta, temia volver a perderla.

En el momento en que menciono una de sus pequeñas teorías, dónde no quisiera seguir hablando con ella, la sola idea, me aterró ¿Cómo podría no querer? Cuando desde el primer día, desde ese momento en que di el paso a decirle que todo estaría bien, ella me había atado con una cuerda.

Con una pequeña nota, esas sonrisas cada receso, la pelea con harina, su pastel, incomible, cada broma, cada risa, cada llamada, cada mensaje, solo podían atarme más a ella. Estaba atrapado, y por nada del mundo quería dejar de estarlo.

Había conocido chicas antes, de la clase, tontas citas dobles con mirio, amigas de nejire, pero nadie, había logrado traspasar todas mis barreras tan rápido, nunca me había obligado de alguna forma a dar tantos primeros pasos, atreverme a intentar.

Salir de mi burbuja y entrar a la de ella, eso es lo que quería, deseaba, abrir todas y cada una de mis puertas.

—¿Quiere...—suspire, realmente deseaba pasar el resto de mi vida con ella, pero era realmente pronto para decir tal cosa —tener una cita conmigo? — solté de la forma que pude.

Ansioso por la respuesta, y un poco intimidado por la posición en la que encontraba, cualquiera que entrara, que no seria nadie, por las pasantías, pensaria que le estoy proponiendo matrimonio (casi)

Una pequeña sonrisa se asomo en los labios de kiyoko y la presencia de sus ojos morados, me dijieron de alguna forma su respuesta, a lo que sonreí devuelta sin si quiera tenerla, kiyoko asintió y con una pequeña risa juguetona, que por un momento pense que me haria desmayar agrego —si no lo pedias tu, lo hubiese dicho yo, ¿Lo sabes, no? —

Asentí, realmente había que ser tonto para no notarlo, la energía que nos rodeaba, y la tensión que cargabamos, los nervios, los son rojos, las bromas, es decir, al final, ambos lo sabíamos, estoy seguro, pero nadie nos apuraba, ni nos presionaba, estaba bien el ritmo lento, o eso creí, hasta que kiyoko desapareció.

Cuando se fue, extrañe cada una de esas cosas, y me culpe por no decir mil más, por no hacer mil más. Pero ahora, estaba allí, de nuevo, y estaba bien, tenía otra oportunidad para hacerlo y está ves, no me arrepentiría —...pero lo hice yo, te gane— murmuré riendo a lo que kiyoko simplemente levanto uno de los cojines y me golpeó

—Ya verás, Tamaki amajiki... —amenazó con su dulce e inocente rostro, un poco irónico la verdad— acabaré con tu fachada de niño timido— dijo riendo, mientras me daba golpes con en cojín

Sin miedo a el éxito, tome uno tambien y se los devolví, una pelea de inicio, con golpes leves, los cuales desencadenaron risas y bromas, como dos niños luego de un rato nos encontrábamos en el piso estirados, cada uno con su cojín entre los brazos —mmh... También te extrañe, kiyoko Aizawa— dije luego de un rato de silencio, en dónde solo se escuchaba nuestra respiración y el tenue sonido de algunas máquinas dentro de el salón.

—Lo se —respondio con su pizca natural de arrogancia encogiéndose de hombros y soltando una risa —...aún no puedo salir de la UA... Por, los medios y... todo eso... pero te prometo que, pronto, tendremos todo el tiempo, ahora está bien... Todo está bien — murmuro segura para si misma

Aprender a sanar [Tamaki amajiki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora