Aprender a sanar [Tamaki amajiki]

Gran tonto y pequeña tonta

[EXTRA]

"No importa lo que pase, no importa donde estés, no importa el lugar, quiero seguir viéndote sonreír"

—Tamaki— llamo la, ahora, oji-morada deteniendo las caricias en el cabello del contrario y recibiendo un quejido por parte del azabache que se encontraba recostado —¿Por que todos me dicen pequeña...? Creo que miro lo hizo, nejire, papá... Y también tu madre—.

—...b-bueno, ¿puede que, por que somos mayores que tú?— respondió cerca de un murmullo el más alto jugando con las puntas del cabello de su amiga. Casi podría decirse que hacerlo se había echo una rutina —también...—

—¿También?— pregunto mirándole provocado un leve sonrojo el el otro.

Mientras la chica pensaba en la respuesta, el contrario solo buscaba una roca en la que esconderse, aún así, esos ojos curiosos y esa dulce voz que buscaba respuestas, lo mantenían allí, respondiéndolas y haciendo latir su corazón.

¿Cuánto podría seguir ocultando sus sentimientos?

—b-bueno... ya sabes... Tu estatura—.

—oh... ¡Levántate!— ordenó la chica fingiendo un brinco y tomando la posición de pelea.

—¿e-eh? no quiero...— se quejó.

—whaa, te ves completamente lindo cuando éstas medio dormido ¿No?— murmuro sorprendida.

—n-no estoy dormido...—.

Ocasiones antes, una situación similar se había dado, aún así, ver al mayor con su personalidad tímida y comúnmente recesiva era algo que, definitivamente, le gustaba.

Incluyendo cuando estaba serio, distraído, o cuando se enojaba con mirio, un chico interesante.

Pequeños momentos los cuales dejaban en blanco su cabeza y otra vez, sus pensamientos volcán creando situaciones con el azabache, situaciones que, vergonzosamente, nunca contaría.

¿Cuándo había empezado? ¿desde cuando, el corazón latía tan rápido cada ves que estaba con el? ¿desde cuando tenia esa inmensa sed de su voz, sus caricias, sus manos, su persona?

—¿Me golpearas?— contesto el chico riendo mientras se sentaba.

La más baja función los labios —¿Qué crees que soy?— se quejó tirando de su brazo mientras esté susurraba algo que, para la mala suerte de ella, no había escuchado.

entre juegos, bromas, risas y sonrisas tontas que, ninguno de los dos olvidaría, el tiempo pasó, ambos formaban recuerdos, recuerdos que los dos, incluso en ese instante, pensaron como un momento especial.

Un Sempai azabache, tímido, y con el corazón corriendo, y una peli-negra, con una de las sonrisas más sinceras, estaba ahí, en ese momento, soltando bromas fugaces y riendo con cada tontería que se les ocurría.

cada uno llenándose el corazón por completo y rebozando de alegría, llenando y recogiendo esos pedacitos que cada uno, había perdido en el camino, reforzando sus sentimientos desconocidos y encontrándose en el otro.

—...Tamaki, gran tonto— río la chica.

—pfft...s-si soy una gran tonto... ¿No eres una pequeña tonta...?— río el.