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Fue justo en ese momento, olvide como el hombre de la semana pasada me golpeo hasta quebrarme las costillas, como hace tres días había venido doc y había atravesado mis pies y piernas con agujas, y como papá ayer había entrado para arrastrarme por toda la casa y empezar a ahorcarme, olvide todo y corrí, como cuando escapamos juntos, corrí, corrí y corrí tanto que podía sentir como mis pies ardían al punto de caer y tener que levantarme ignorando el ardor en mis rodillas ¿era si quiera importante? si bien, dolía, no se comparaba a cuando mamá enterró las tijeras en mi brazo, o cuando Shigeru le pidió a doc que atornillara mis brazos a la cama como castigo.

tenia la ropa deshecha y heridas por todos lados, pero seguí corriendo hasta llegar a lo que parecía ¿un puente? inceible...

estaba afuera, afuera de las cuatro paredes, lejos de esa casa, en el cielo había una esfera gigante, blanca y brillante, se veía tan limpia y pura, fue cuando recordé.

"—¿no? Entonces te lo diré yo— dijo acostándose a mi lado en la cama aún acariciando mi cabello —feliz cumpleaños, mi pequeña brillante, Pura, limpia, linda y amada kiyoko—. murmuro acercándose para darme un beso en la frente y después volviendo a mirarme."

kiyoko... tras pasar años siendo llamada ¨nena¨ y ¨muñeca¨ lo entendía, todo el tiempo estuve mal, desde un comienzo todo estaba mal, el día en que no me escondí bien detrás de ese horno, el día en que papá salió con hiroki, el día en que hermano mayor se fue, todo estaba acabado, todo se había terminado, no había razón para seguir, aun saliendo de esa casa, aun escapando, estaba sola, sucia, ya no era la niña pequeña, estaba enredada en esa asquerosa telaraña que todos habían tejido ¿Cuántos hombres habían estado encima mío? ¿Cuántas manos me habían tocado en seis años? cada una de ellas pasando por encima, quería sacarlas, arrancarlas incluso si eso significaría arrancar pedazo a pedazo mi piel, tanto tiempo esperando, había pasado tanto tiempo esperando a que vinieran por mi, pero ahora, que estaba afuera, lo entendí.

¿Quién en el mundo querría una hermana como yo?

¿Quien?

estaba mal, todo, no tenia a donde ir, no tenia una casa, ni si quiera tenia una vida, no existía, no era nada mas que una muñeca, una muñeca nacida para el juego de los demás, lo único que tenia esa era casa, solo... solo tenia que volver, volver a los brazos de Shigeru y pedir perdón, decirle que había visto algo y le seguí, recibir el castigo por ello y quedarme allí ¿por que? ¿por que todo lo que tenia eran ellos? ¿por que cuando había costado tanto salir, cuando había raspado mis pies y rodillas tenia que regresar? ¿por que? ¿Qué hice mal? ¿por que a mi? ¿realmente es mi culpa? ¿todo es mi culpa? ¿por que? solo... ¿por que?

la esfera brillante en el cielo era hermosa y por debajo del puente corría agua, el viento fresco de la noche soplaba, todo era tan deslumbrante, si caía ¿todo se acabaría?

si...

era realmente perfecto, muchas veces mamá lo había dicho antes... tenia que morir, era genial, simplemente una solución a todo, a penas y podía sostenerme de pie, si venia Shigeru no tendría de otra que ir con el, sin pensarlo mucho cruce el barandal y salte

era una vista hermosa, lo era, por eso mismo no me la merecía.

[Narrado omnisciente]

Cerrando los ojos y esperando el golpe fresco contra el agua la niña espero y espero, sin embargo, este no llego gracias a al Héroe el cual había visto a la pequeña correr por la ciudad y la había perseguido pensando que está se había escapado de su casa, pero que al presenciar como la niña, que según el, no tenía más de cuatro años, pasaba el barandal de aquel puente y saltaba con tanta seguridad, como buen héroe profesional que era, lo primero que hizo fue parar el impacto de la niña antes de que cayera y se perdiera entre las olas.

Aprender a sanar [Tamaki amajiki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora