Capitulo 27:Preocupaciones

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—¡Yo también voy a ayudar!.

—no, tú te quedas.

Un bell de no más de diez años le dijo esas palabras a su maestra Galatea la cual lo rechazo sin dudar.

Hace unos minutos se habían enterado que un enorme ejército de Rakia se acercaba al pueblo por dos lados buscando abrumarlos.

Normalmente no irían con un enorme ejercito a conquistar un pueblo pero era ya sabido por el dios Ares que Hera y una de sus hijas vivían allí así que para asegurar su victoria mando a cientos de soldados en direcciones opuestas.

—los pueblos cercanos se unieron para ayudar y están luchando con el ejercito que viene del sur así que yo me enfrentare al ejercito que viene del norte —dijo Galatea tomando su espada.

—¡¿Usted sola?! —pregunto Bell preocupado.

—pequeño tonto, son nivel 6 ¿Recuerdas? —dijo pellizcandole la nariz de Bell—. Mejor baja al pueblo y protege a las personas, estas cerca de ser nivel dos así que podrás hacerlo si algún soldado logra cruzar y llegar a donde están los civiles, confío en ti Bell.

—s‐si, lo prometo —prometió el niño tomando una daga que cargaba con él.

—bien, no tardo, solo iré a patearles el trasero a todas esas basuras.

Y de un salto Galatea desapareció del lugar dejando al pequeño Bell solo el cual puso una expresión seria.

—la maestra confía en mi, tengo que proteger a los civiles —pensó decidido—. ¡Tengo que demostrar que soy fuerte para unirme también a la batalla!.

Y con esos pensamientos Bell corrió hacia el pueblo preparado para cualquier pelea y proteger a las personas.

—tengo que ir con Hana, de seguro ha de estar asustada —pensó el pequeño niño.

Al llegar al pueblo vio como algunas personas estaban nerviosas o asustadas escuchando los gritos de batallas a lo lejos.

—¡Tranquilos, todo estará bien! —intento tranquilizar Bell—. ¡Pronto Rakia retrocederá así que entren a sus casas para estar seguros!.

La gente decidió hacerle caso a Bell y entrar a sus hogares para proteger a sus hijos con la esperanza que todo eso terminara.

—¡Bien! Ahora tengo que recorrer todo el pueblo y ver si no ha llegado algún soldado enemigo —pensó empezando a correr por las calles observando a todos lados alerta por cualquier ataque.

Le frustraba no estar en el campo de batalla principal, el quería estar en frente luchando por su pueblo y no escondiéndose atrás fingiendo que los estaba protegiendo cuando en realidad no estaba haciendo nada.

Era imposible que algún soldado de Rakia cruzara, después de todo su maestra entreno a unos cuantos en el pueblo para que pudieran luchar.

—puedo ser más útil que esto —pensó apretando sus puños queriendo ir al campo de batalla.

Pero repentinamente y para su sorpresa los gritos de personas empezaron a oírse en el lado norte del pueblo.

En esa dirección vivía Hana.

—¡No! —grito Bell apretando su espada y correr a esa dirección.

¿Acaso un soldado de Rakia había logrado pasar? ¡Era un imbecil!, si no se hubiera estado quejando por no estar en el campo principal hubiera llegado antes a ese lugar y evitar que ese hombre dañara a los civiles.

Al menos tenía que asegurarse que Hana estuviera bien.

—¡Maldición! ¡¿Porque soy tan lento?! —pensó Bell frustrado escuchando los gritos cada vez más cerca—. ¡Vamos!.

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