Capítulo 48:Adios amigo

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Por el piso uno del calabozo iba un albino caminando lentamente por sus pasillos tambaleándose de vez en cuando.

Era Bell Cranel, aquel chico que alguna vez fue alegre y amable con todas las personas, un chico que siempre causaba tranquilidad solo con su presencia a los demás.

Pero ese chico ya no estaba.....

En estos momentos solo vestía un pantalón el cual estaba algo rasgado, su cabello antes completamente blanco ahora estaba lleno de mugre y aquellos ojos rojos cargados de vida ahora estaban apagados con ojeras bajo ellos.

Y lo más importante.....

Sangre.....

Sangre la cual ya se había secado estando en algunas partes de su espalda, estómago o manos.

Sangre que no pertenecía a él si no a sus víctimas.

-tengo que seguir -susurro acercándose cada vez más a la salida del calabozo.

El calabozo estaba casi vacío en su totalidad, los pocos monstruos que habían solo lo observaban desde las sombras sin intenciones de atacarlo, algo raro.

-ya casi.

Poco a poco Bell se iba acercando a la salida viendo que no había nada de luz arriba y al salir supo porque.

En esos momento era de noche, eran alrededor de la una de la madrugada no estando absolutamente nadie en las calles de la ciudad, ni siquiera habían miembros de la familia Ganesha, probablemente estaban patrullando en otro lugar.

Bell solo observaba con una mirada apagada a todos lados sintiendo una extraña sensación de nostalgia al ver esas calles.

-cierto.......yo era un aventurero -susurro al recordar ese detalle-. Se me había olvidado.

Algunas calles las recordaba vagamente y otras no le sonaban, era raro, solo había pasado un poco mas de una semana y había olvidado un poco los lugares los cuales patrullaba todos los días.

Su mente se estaba deteriorando.

Como si fuera un zombie Bell empezó a caminar lentamente por las oscuras calles las cuales estaban totalmente vacías, la gente ya no se animaba ni a salir a los bares.

No tenía algún lugar en específico al cual ir, simplemente dejaba que sus pies caminarán y lo guiarán, parece que ellos aún recordaban las calles.

Caminaba y caminaba viendo a todos lados encontrándose con algún que otro borracho tirado en algún callejón.

-Evilus -susurro al no saber ni siquiera la ubicación de ellos, a diferencia del calabozo en la ciudad sería mucho más difícil buscar-. ¿Uh?.

Los pies de Bell se detuvieron frente a una reja viendo una sede un poco grande tras ellas.

Era la sede de la familia Astrea la cual en estos momentos estaba en total oscuridad señal que todas estaban durmiendo.

Un extraño dolor apareció en él al ver ese lugar y a la vez su cuerpo pedía a gritos entrar y ver el rostro de esas personas importantes para él.

-......este era mi hogar........ -susurro tocando la reja-. M‐Mi hogar......

Lentamente aparto su mano temblando levemente sintiendo miedo.

Era el único sentimiento que aún albergaba su corazón junto con el odio.

-n‐no......no puedo -susurro dándo unos pasos hacia atras-. N‐No puedo.....

De un momento al otro Bell empezó a respirar con dificultad sintiéndose desesperado dando más pasos hacia atras y alejarse lentamente de esas rejas.

Amo a mi familia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora