Capítulo:11

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DYLAN

Dónde carajos se ha metido este golipollas, lo llamé un par de veces desde mi cuarto, pero; el muy cabrón no me coge las llamadas. Necesitaba acabar de una vez por todas ésta ridícula apuesta, aunque sé que me saldrá caro. Salí de mi cuarto y lo busqué por todos los rincones de la mansión, hasta que al fin me lo encontré en el jardín bebiendo una lata de cerveza a escondidas.

—Bebiendo a escondidas.—dije con una sonrisa malévola.—Sabes que podría chivarme ¿Verdad?.

—No serías capaz.—entrecerró los ojos por un instante para luego finalizarlo con una mueca.

—No voy a follarme a Amber ¿Ves?.—reí por lo alto con satisfacción.—Ahora estamos a mano ¿No?.

—Serás idiota.—me fulminó con la mirada.

—¿Más que tú?, seguro que no.—clavé mis ojos en los suyos mientras una pequeña sonrisa se apoderaba de mi rostro.

Admito que me encanta fastidiarlo.
Estaba a punto de darme la vuelta e irme dando brincos pero, su voz me detuvo. Arrugué el rostro al instante.

—¡Dijiste que follarías a Amber ésta noche!.—elevó la voz.

—Oye, no grites, alguien podría escucharte.—me alteré.

—No puedes acabar con el trato así como así.—amenazó.

—Lo acabo de hacer, her-ma-ni-to.—me reí en su cara haciendo que se enoje aún más.

—¿Qué?.

Esa voz.

Me dí la vuelta y Dylai simplemente inclinó la cabeza, Amber...estaba ahí parada y en shock tras lo que acababa de escuchar. ¡Maldita sea!.

—Qué significa eso, ¿chicos?.—preguntó aún con el semblante sorprendido.

—Mira.—se puso de pie.—Lo que pasa es que Dylan y yo notamos que tu vida era bastante aburrida.—dijo con una sonrisa malévola.—Simplemente queríamos darle un poquito de sentido, vas por ahí como la puta santa pero, en el fondo eres...

—Ya cállate.—dije nervioso cortando lo que decía

—No me esperaba esto de tí Dylan, pero ahora veo que solo eres un puto crío de 17 años. Si en verdad creíste que me acostaría contigo pues, estás muy equivocado. A mí me gustan hombres, no críos que no saben ni que es lo que realmente quieren.

—Amber yo...

Me dejó con la palabra en la boca y se fué, sin apenas escucharme. Esas palabras si que me tocaron y me hirieron, lo sé, fuí un completo capullo. Me odio, me odio, soy un maldito hijo de puta.

—La has cagado pero bien.—incliné la cabeza en su dirección al mismo tiempo que lo fulminaba con la mirada.

—No me esperaba que acabara así.—se justificó como si nada, es decir como si la cosa no le importara. Total, como esas palabras no iban dirigidas a él sino a mí.

NARE

—¿En verdad lo hicieron?.—habló Charlotte al otro lado del teléfono.

—Te estoy digo que si, cuántas veces quieres que te lo repita.—dije acomodando la almohada y recargando mi cabeza sobre ésta, en posición boca arriba.

—Increíble, no me esperaba esto de tí.—sonó sorprendida.

—Venga ya, algún día tenía que pasar.

—Parece que Nath te ha enseñado a ser una chica mala, eh.

—Tal vez.—me encogí de hombros.—Cabe destacar que es una mala influencia.

Nuestra Historia (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora