Capítulo:12

25 10 0
                                    


NARE

La dichosa nota aún estaba en mis manos, debería sonreír ¿Verdad?. Pero no, lo odiaba por qué sabía que lo quería a pesar de todo, la llegada de nath a los Ángeles cambio mi vida por completo. No sé si para mal o para bien.

De pronto entraron a la habitación charlotte y Scott, sin antes llamar a la puerta por lo que me apresuré en arrugar la nota.

—Qué ocultas.—arqueó Charlotte una ceja.

—Nada.—dije nerviosa.

Scott me arrebató la nota y se lo lanzó a Charlotte rápidamente.

—¡No la sueltes, scott!.—gritó al mismo tiempo que sonreía.

—Ja, ja, no tiene gracia.—dije molesta.

Pensé que Charlotte me devolvería la nota pero no, no lo hizo. Lo cual me hizo enojar aún más pero lo oculté, son mis amigos a pesar de todo.

En cambio se puso a leerlo en voz alta, Scott se encontraba ahí y, no le había contado sobre eso. Bueno, ¿Porqué?, Pues porque somos amigos y nos lo contamos todo con detalle desde que tengo memoria. Pero ahora, no me apetecía hablar de nath con él.

Ahora no.

—¿Tu supuesto novio siempre encuentra las palabras perfectas?, Por que de veras me han llegado al corazón.—se lanzó en la cama algo embobada.

—Ya te dije que no le pusimos etiqueta a nuestra relación.—me zafé del agarre de scott. Joder, en éstos momentos necesitaba espacio, pero lamentablemente con este par de monstruitos no lo tendré. Aunque quisiera.

Aunque me alegré mucho que Scott no me reprochara sobre nath, en vez de eso comenzó a mirar quien sabe que cosa en su celular o debería decir: su novia.

Nunca se aparta de esa cosa, el cual me gustaría cogerlo y tirarlo. Así aprendería y lloraría como un bebé, siempre se la pasa metido en instagram, Whatsapp, Twitter. Como si hubiera algo interesante en esas aplicaciones, bueno si pero, esto ya es un vicio.

—Pero ya tuvieron...

—¡Suficiente!.—la corté algo nerviosa.

No puedo creerlo, estaba a punto de decirlo sino fuera por mi intervención. Joder, voy a perder la cabeza.

—Por favor, quiero estar sola.—rogué.

—Como digas.—dijo Scott caminando hacia la puerta.

—Volveré por tí mas tarde.—me sonrió mi mejor amiga como siempre.

Suspiré,—Está bien.

Los ví marcharse de la habitación y, de nuevo volví a quedarme sola con un sin fin de pensamientos que me mataban cada vez que tienen la oportunidad. Solo pensaba en él y nada más, esto nunca había pasado conmigo, al contrario, ahora sentía mariposas en el estómago. Y un cosquilleo al pensar en él.

Pero mi mente reproducía esa escena del beso con esa chica rubia una y otra vez, quisiera hacer un chasquido y que esos pensamientos desagradables salieran de mi cabeza.
Pero era inevitable, siempre volvía a pesar de todo.

No me quedé más tiempo y me preparé para salir, necesitaba un poco de aire fresco.

Sin darme cuenta, ya me encontraba recorriendo todo el jardín y como me encontraba prácticamente en el campo. Decidí ponerme un atuendo cómodo de acuerdo al lugar, también me recogí el cabello para que resaltaran mis ojos y mi rostro. Hasta que me encontré con una caballeriza a unos metros de la casa, siempre me ha encantado montar a caballo así que decidí entrar.

Nuestra Historia (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora