🔸No llevábamos ni cinco minutos de cola que ya estaba cansada de esta situación.
Yo no sé cómo había aceptado subirme a esta atracción con Adrián. Me ha podido el ansia de adrenalina y emociones fuertes.
Ahora que lo pienso, este chico ha sido como un grano desde que llegué hace unas semanas a la casa. Creo que si no fuese la persona que peor me cae del mundo, no me lo encontraría ni viviendo en la misma planta. Pero claro, el universo siempre tiene que venir jodiendo.
– ¿En qué piensas?
Si tú supieras.
–A ti qué te importa. – me giré molesta hacia él.
– Tranquila, fiera, solo estaba intentando sacar conversación. – se encogió de hombros y volvió a girarse siguiendo la fila.
Suspiré. Quizá me estaba pasando un poco.
– ¿Ponía que había mucha cola? – intenté tener una pequeña conversación. Me había sabido mal la manera en la que le había contestado.
– ¿Ahora es a ti a la que le interesa hablar?
Cruzó los brazos, dejándose caer sutilmente hacia su lado izquierdo, mirándome con una sonrisa socarrona.
Como odio cuando pone esa cara de victoria.
–Vamos a tener que estar aquí un rato, y ya que habías empezado tú a buscarme. – imité su posición, desafiándole.
– Solo porque te veía aburrida.
– Sí, claro, será eso. – rodé los ojos con una sonrisa graciosa, para que viese que no me lo creía.
Justo cuando me iba a contestar apareció una niña pequeña, de unos 10 años, junto a su madre.
– Hola. – se escuchó la tímida, pero dulce voz de la niña. – ¿Eres Adri el amigo de Plex?
Adrián no era demasiado alto, pero comparado con la niña pequeña se le veía gigante. Apareció una sonrisa enorme en su rostro, esta vez totalmente genuina, no como las que me dedica a mí.
– ¡Hola! – saludó entusiasmado. – Sí, soy yo, ¿y tú como te llamas? – se agachó a su altura. Ella se abrazó a su madre con algo de vergüenza. Qué mona.
– Ella se llama Aria. – habló su madre por ella. – Es una gran fan vuestra, ¿verdad? – puso la mano en sus hombros, animándole a hablar, pero no sucedió. – Quería una foto contigo, si no te importa.
– ¡Claro! Ven aquí, bonita. – la niña se acercó súper contenta y su madre sacó el móvil para hacerles la foto. – Helena, ¿nos haces una con el mío? Que también me hace ilusión tenerla. – me pasó su móvil.
Sin problema acepté, mientras se colocaban aproveché y me hice una foto divertida con su móvil. Aunque ahora que lo pienso, dejar eso en sus manos no es la mejor opción. No puedo evitarlo, veo una cámara y tengo esa manía. Lo malo que no me dio tiempo a eliminarlo porque tuve que hacer de fotógrafa.
– Vale, Aria. – llamó su atención el chico, mientras se acercaba más para hacerse la foto. – Di... ¡capibara!
– ¡Capibara! – dijimos los cuatro al unísono. Nos lo habían pegado.
Me quedé un par de minutos hablando con la madre, mientras que por el rabillo del ojo vi a Adrián y a Aria hablando en secreto de algo, a la vez que me miraban. Sospechoso.
Ya me enteraría luego.
Se despidieron de nosotros muy ilusionadas y agradecidas, volviendo a su lugar en la fila, donde les esperaba el padre de la chica, por lo que intuí.
ESTÁS LEYENDO
Señor, dame paciencia | Adridobylus
Fanfiction¿Qué harías si te tocase vivir con la persona que peor te ha caído desde siempre durante todo el verano, por culpa de tu hermano? Pues esto le tocará vivir a Helena Alonso. Pero ni ella sabe qué hacer, ni por qué el universo le odia de esta manera...