CAPITULO 17. DESEAMOS AL HEREDERO.

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YAIKAI

El caminar se hace pesado, cada vez siento más el olor del macho que camina a mi lado. La sensación es fuerte con el recorrido electrizante del cuerpo, la piel se transforma y el olor de mi cuerpo cambia. 

─ Estaré cerca ─ pronuncia, su respiración es fuerte, todavía no he entrado en el nivel máximo para la copulación, pero el olor ya es detectable.

─ No, ─ murmuro enronquecida.

─ ¿Estás segura, Yaikai? ─ Pregunta con la voz engrosada.

─ No podré detenerme ─ gruñe.

─ Si alguien logra acercarse, yo tampoco ─ gimo con dificultad, porque esta sensación es muy fuerte.

─ Nooooo, ─ gruñe con fuerza expulsando esa voz felina y salvaje, su rostro se transforma de ira.

─ Lyons ─ Pronuncio llevando mis dedos a su rostro y él, me observa. Sus ojos están llenos de ira, pero también de un intenso deseo salvaje y así, deben estar los míos, con la atracción tan irracional que se despierta en ambos.

─ Tú, Lyons. ─ Gruñe llevándome a su cuerpo. No sé ni siquiera, porque le dije Lyons y no Lionel, debe ser el momento, el deseo, las ganas.

─ Es normal que no sea todavía el momento y...

─ Sí, ─ responde con una fuerza feroz.

─ Si eres mía, es normal ─ gruñe su lado salvaje, tan posesiva  como mis manos, llegando a su cuerpo.

Su boca feroz, choca con la mía, su bestia me gusta, me atrae.

─ ¡Lyonssss! ─ murmuro.

─ ¡Conviértete en mi Reina, Yaikai! ─ Gruñe con desesperación, poseyendo completamente mi boca con su lengua, invadiendo hasta lo más profundo de mi ser.

─ Gruño con fuerza, cuando las Feromonas se me desbordan.

Lyons, suelta  mi boca y aspira el olor, sus ojos son cruzados por esa mirada felina, sus músculos se endurecen en mis manos.

Sus manos se cierran en mis caderas, levantándome a su antojo. Mis piernas, lo rodean y ambos, reventamos las pequeñas prendas de nuestros cuerpos.

El gruñido salvaje, se hace potente.

Su mirada se clava en mis pechos. Gruñe y su boca se va hacia ellos, mordiendo el primer pezón.

Mi espalda se arquea, ofreciéndome completamente a él. 

Lo salvaje me llama, la seducción también.

Me muevo, haciéndome sentir sobre su dureza. El líquido perfumado se desborda.

─ ¡Lyonssss! ─ Gruño, deseando sentirlo completamente.

Él,  corresponde y las últimas prendas son desgarradas por ambos, sintiendo completamente la dureza, bajo mis piernas extendidas.

El clítoris, choca con la protuberancia, me mezo con fuerza.

La sensación de placer, de libertad, trae como consecuencia lo salvaje.

Tomo su larga melena, dejando que las hebras de cabello, se mezclen con las garras, que ahora son mis manos.

Halo con fuerza el cabello, pero su boca no abandona la protuberancia de mis pechos.

Gruñó con el mordisco que atrapa mi otro pezón, el cual succiona con fuerza y mueve sus caderas buscando el ingreso que no le permito.

─ ¡Yaikaiii! ─ El gruñido es fuerte y el deseo aún más.

Me muevo incitándolo, sintiendo el clítoris, rozar con el bulto que quiere reventar.

Mis pechos, son succionados con fuerza. La destreza, me causa furor, pero el movimiento que ejerce Lyons, lo es aún más.

Su bestia,  ha salido a flote y con un mínimo movimiento ha girado mi cuerpo, dejando mi cabeza entre su pelvis.

Gruñó con el olor masculino, de sus fluidos y mis piernas envuelven ahora su cuello, exponiéndome completamente a la invitación de su lengua, la cual, no tarda nada en invadir los pliegues que se remueven.

Gruñó con la invasión deliciosa, de ese pedazo de carne. El movimiento aviva la sensación de deseo, la copulación con solo su lengua es infernal, los pliegues se ensanchan, el clítoris se inflama tres veces más de lo inflamado que estaba y el perfume vuelve a desbordarse.

Gruñó moviéndose con desespero, el  animal salvaje, se estremece y la carne punzante de su miembro rocoso, llega a mi boca, succionándolo hasta lo más profundo de mi ser.

Lyons, gruñe con fuerza, cuando las succiones se repiten una tras  la  otra y él, se prende del clítoris, que lame desesperado, moviendo con el mismo desespero sus caderas, copulando con fuerza la boca que lo espera, con cada movimiento de fuertes estocadas.

Lo atrapo con mis manos masturbándolo, cuando mis pliegues me arden de tanta necesidad.

Gruño girando mi cuerpo, sin dejar de masturbarlo, su dureza es potente, fuerte y caliente.

Me sube sobre él, penetrándome con la potente fuerza de su erección.

Mis pechos, son otra vez devorados con desesperación, la fuerza del choque estalla la tierra. Nos movemos con fuerza y las garras hacen temblar los trozos de tierra, cuando debatimos el vaivén.

Mis dientes se van a su  cuello, ese deseo insaciable de marcarlo y él de permitirlo, lo desea tanto como yo.

Marca  por marca, surgen con los colmillos que atraviesan las pieles, trayendo consigo el desborde de nuestra primera copulación.

─ ¡Mi reina, Yaikaiii! ─ gruñe Lyons, mientras me clava con más fuerza.

─ Tú Reina, la Reina. ─ le aseguro con ganas de más, de mucho más de ese poder.

Atrapo su melena y atraigo su rostro, buscando sus labios y por primera vez, observo a la bestia sonreir.

─ Mi Lyons, si alguien te toca la mato ─ gruño y me asusto. Yaikaiii, no es así. Yaikaiii, no es oscura.

─ Nadie te toca, eres mía Leyenda ─ me asegura Lionel.

─ ¡Quieroooo mássss! ─ gruñó tomando la protuberancia de su miembro y comenzando a mover mis garras sobre la dureza que aún permanece.

─ ¡Todo para mi Reina! ─ gruñe Lyons, con alto grado de posesividad.

Nuevamente mis pechos son devorados con gran éxtasis. El clímax y el calor aumentan en cada uno. Y las garras, hacen temblar los trozos de tierra, cuando debatimos en el vaivén.

Poseída por la fiera, marco lo que es mío. Mis dientes se incrustan en su cuello.

─ ¡Mío! ─ me decía a mí misma.

─ ¡Eres mío... Y de nadie más! ─ Gruño poseída.

Las mordidas atravesaban la carne, sintiendo el sabor de cada uno. Sintiendo el deseo y el salvajismo de los dos mezclados en nuestro sudor y sangre.

─ ¡Quiero más, Lyons. Tú Reina, la Reina, quiere más, quiere al heredero ─ Gruño con posesión, sintiendo la oscuridad. Sus ojos se abren, su sonrisa se presenta y la posesividad aumenta y de aquí no me voy hasta que siembre y así le exijo y él, también me exige, porque ambos, deseamos lo mismo, deseamos al heredero.

UNIVERSE Of NEW SPECIES (Universo de Nuevas Especies) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora