029. Kenzie's Birthday!

1.3K 82 3
                                    

Los Angeles | 23 de Abril── Mackenzie Barker

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los Angeles | 23 de Abril
── Mackenzie Barker.

Desperté con un dolor de cabeza por haber tomado bastante anoche. Apenas recuerdo algo, pero sé que estuvo divertido. Me encontraba en mi casa, en mi habitación, con mi pijama, y esperaba que mi maquillaje estuviera destrozado, pero no fue así; estaba completamente desmaquillada. No creo que me haya desmaquillado sola, ya que normalmente solo me tiro a la cama, pero ahora incluso estaba sin sostén y desmaquillada.

¿Hassan se quedó conmigo?

Realmente no quiero pensar que hice el ridículo frente a él. Puse una almohada en mi cara tan solo de imaginarlo.

— Buenos días, chula — escuché su voz y quité la almohada.

— Buenos días — respondí con una sonrisa.

— Feliz cumpleaños, amor mío — dijo mientras se sentaba a mi lado, trayendo una caja.

Antes de abrirla, me lancé sobre él, haciendo que ambos cayéramos sobre la cama.

— Te amo tanto — comencé a llenar su cara de besos, y sus manos se posaron en mi cintura.

— Yo te amo mucho más, preciosa — dijo, tomando un mechón de mi cabello y colocándolo detrás de mi oreja — Soy tan afortunado de tenerte a mi lado, Macki.

— No sigas, porque me harás llorar. Agradezco al destino estar juntos — tomé su cara y junté nuestros labios.

No sé si era mi imaginación, pero escuché un ruido en la caja que estaba en la cama. Y creo que él también lo escuchó.

— Bien, pero ahora abre tu regalo — me cargó y nos acomodamos bien en la cama.

Ahora él estaba recargado sobre las almohadas y yo estaba entre sus piernas, mientras una de sus manos se metía debajo de mi blusa, y la otra se posaba en mi cintura.

Me estiré para agarrar la caja, y al abrirla vi un perrito. Tapé mi boca con ambas manos mientras el perrito se acercaba a nosotros.

— No inventes — unas lágrimas salieron de mis ojos, y me giré hacia él, quien tenía una gran sonrisa — Dios mío, te amo tanto — dije, volviendo a besarlo — Gracias, gracias, gracias, está hermoso.

— Sé que querías tener uno, pero por tu trabajo no podías. Ahora estamos los dos...

Ni siquiera lo dejé terminar.

— ¿Y ahora es nuestro hijo? — pregunté, y él asintió.

— Es hembra, pero sí. Nuestra hija.

— Oh — cargué a la perrita — Nuestra pequeña.

— Cuando se la enseñé a mi madre, dijo que se parecía a nosotros.

Solté una risita.

— En serio, muchas gracias, amor.

La Modelo ── Peso PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora