036. Hassan's Birthday!

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Los Angeles | 15 de Junio── Peso Pluma

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Los Angeles | 15 de Junio
── Peso Pluma.

Desperté con el sol ya entrando por la ventana. Mackenzie estaba aún dormida a mi lado, con el cabello desparramado sobre la almohada y una expresión tranquila en su rostro que me hizo sonreír. Habíamos pasado una noche increíble, y, sinceramente, con ella sentía que no me faltaba nada. A veces parecía demasiado bueno para ser verdad.

Mientras la miraba dormir, mi mente vagaba. No estaba muy emocionado por celebrar mi cumpleaños en este estado, con el tobillo hecho pedazos y sin poder moverme mucho. Pero Mackenzie había sido incansable tratando de subir mi ánimo, sobre todo después de anoche. Había logrado que me olvidara de todo por un rato, y, aunque solo estuviéramos los dos, sabía que eso era suficiente.

Ella empezó a moverse suavemente y, tras unos segundos, sus ojos se abrieron despacio, mirándome con una pequeña sonrisa soñolienta.

— Buenos días, preciosa.

— Buenos días, chulo —me sonrió, aún adormilada— ¿Qué hora es? —preguntó, estirándose perezosamente.

— Son las diez —respondí, pasando mis dedos por su cabello.

Ella abrió los ojos, sorprendida.

— ¿Las diez? ¡Ya debería estar arreglando todo para esta tarde! —exclamó, mirándome con una mezcla de culpa y prisa.

— Preferiría que te quedaras aquí conmigo, en la cama, tal y como estás ahora... desnuda y sin prisa de ir a ningún lado. ¿No es mi cumpleaños? Eso debería darte motivos para cumplir mi petición —dije, esbozando una sonrisa pícara.

Ella rió y luego fingió estar pensativa.

— Hmmm… ¿así que es un "deseo de cumpleaños"? No sé si puedo resistirme a eso —bromeó, acercándose más y enredando sus piernas con las mías—. ¿Y qué más pediría el cumpleañero?

— Solo tú y yo... nada más —susurré, acercando mi rostro al suyo.

— Está bien, pero en algún momento del día tenemos que levantarnos —advirtió, aunque en su mirada se notaba que ella tampoco quería salir de la cama.

Unos minutos después, cuando parecía que iba a levantarse, aproveché y murmuré con una sonrisa: — Tal vez si nos duchamos juntos nos ahorramos tiempo... y agua, claro.

Ella me miró con picardía, y entre risas aceptó. Al entrar a la ducha, el agua empezó a caer en cascada, y Mackenzie se sumergió bajo el chorro, cerrando los ojos mientras el agua recorría su piel. La veía embelesado, sin perderme un solo detalle. Ella se dio cuenta y sonrió, pasándose las manos por el cabello para enjabonarlo.

— ¿Te gusta lo que ves? —me preguntó con una sonrisa traviesa.

— No tienes idea… —respondí, acercándome más hasta envolverla entre mis brazos. Sentí su risa suave contra mi pecho antes de inclinarse hacia atrás para mirarme. — Podría verte así por horas.

La Modelo ── Peso PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora