La Modelo ── Peso Pluma

035. Eres todo lo que necesito

Los Angeles | 14 de Junio
── Mackenzie Barker.

Mañana era el cumpleaños de Hassan, pero a pesar de la cercanía de la fecha, el ánimo en casa no estaba en su mejor momento. Desde su accidente, lo había visto algo estresado, preocupado por el hecho de que debía volver a los escenarios pronto y grabar algunos videos musicales para su álbum "Éxodo". Me lo había mencionado varias veces, especialmente en las noches, cuando sus pensamientos parecían ahogarlo.

Mientras tomaba una taza de té en la cocina, le platiqué de todo esto a Martha.

— Lo importante es que se recupere bien. Sabes que su salud está primero que cualquier video o escenario. Hassan lo sabe también, aunque le cueste aceptarlo — Me sonrió con ternura mientras terminaba de secar los platos.

— Lo sé, Martha, pero siento que todo esto lo tiene agotado, y no quiero que su cumpleaños sea otro día estresante para él. Pensaba en hacer algo pequeño, con amigos cercanos para que se relaje un poco.

— Suena perfecto. No tiene que ser una gran fiesta. Un ambiente tranquilo le vendría bien.

— Es lo que pienso. No quiero que camine mucho, así que será algo sencillo — Martha asintió y me dio un pequeño apretón en el hombro antes de ponerse el abrigo.

— Bien, me voy ya, pero mañana vuelvo temprano para ayudar. Descansa, Mackenzie.

— Gracias, Martha — le respondí sonriendo mientras la acompañaba a la puerta. — Nos vemos mañana.

Cuando Martha se fue, subí las escaleras con la cena en las manos. Hassan seguía en la habitación, acostado, mirando distraídamente el techo cuando entré.

— ¿Cómo te sientes? — le pregunté, mientras le acercaba la bandeja.

— Aburrido — respondió con un tono entre molesto y resignado — No poder hacer nada es desesperante.

Me senté en el borde de la cama, tratando de animarlo un poco — No te preocupes por eso, amor. Mañana es tu cumpleaños, y tengo planeado para ti. Nada exagerado, solo una reunión con algunos amigos y conocidos, así no te estresas.

Él no parecía del todo convencido al principio, frunciendo ligeramente el ceño. — No sé, Mackenzie, no estoy de humor para reuniones...

— Será tranquilo, te lo prometo. Nada de caminar demasiado o moverte. Todos vendrán aquí, y será algo ligero. ¿Qué dices? — insistí, acariciando suavemente su brazo.

Finalmente, suspiró y asintió. — Está bien, lo intentaré... Por ti.

Sonreí aliviada y me incliné para darle un suave beso en los labios, queriendo hacerle sentir mejor. La tensión en el aire comenzó a cambiar. Sin querer evitar el momento, lo besé más intensamente, dejando que mi mano bajara lentamente hasta llegar a sus pantalones. Hassan gimió ligeramente contra mis labios, y sonreí contra su boca.