Sombrío y Temido. (DDLG / CGL) (OMEGAVERSE)

Chapter 4

Ella se llamaba Olivia, podría decirle Olive o honey por sus ojitos, pensé otros apodos cariñosos en lo que la veía revisar la ropa en aquella tienda, no me gustaba del todo porque sabía que buscaría algo barato para salir de la situación y ya, quería decirle que estaba allí y que no debería preocuparse por el dinero de nuevo.

Pero ella no me conocía, no le había dicho que probablemente ella sería la única mujer que me cautivaría desde ahora, no podía creerlo cuando estaba en la oficina del nefasto jefe de Gazette, estaba a punto de quitarle un dedo cuando sentí su fragancia, rato después uno de mis hombres entró y me advirtió que había una mujer en el piso, que había entrado hace unos treinta minutos y que estaba leyendo en la recepción, nadie supo cómo logró subir ya que se supone que había guardias abajo.

Me presenté y al escucharla decir mi nombre, en vez de que la furia y la molestia me invadiera me llenó los oídos su dulce voz y me guardé su mirada tan tierna y hermosa, fue tan rápido, como un flechazo y necesitaba preguntarle si como yo le ocurrió igual, ese desconcierto de saber que éramos el uno para el otro. Ya que desde siempre creí que no hallaría a nadie con un aroma al menos tolerable, al ser un alfa puro y de rango alto me costaba un poco más encontrar pareja o al menos alguien que me ayude con el estrés de cada noche, ese horroroso momento donde ni siquiera podía dormir o intentarlo y quería de verdad saber si ella podría ayudarme con eso o sólo sería alguien más y dudaba mucho de eso, creía fervientemente que ella era mi pareja predestinada.

Era imposible que no lo fuera, era la mujer más hermosa que me había encontrado jamás, parecía estar hecha sólo para mí, su piel, su cuerpo, la forma que tenía de mirarme, sus ojitos brillantes y su cabello tan largo y delicado como ella cubriendo su espalda y acompañando a su figura, al menos no se lo ensució al escapar del ascensor.

La vi entrar al probador con algunas prendas varias, supe que estaría un rato allí así que me acerqué a la dependiente quien hablaba con otra mujer a su lado de una forma que no me agradó.

─ ¿qué le pasa?

─ No lo sé, pero con esa ropa no parece ir con buenas intenciones.

─ ¿quieres que revise si no se lleva nada?

─ Disculpen─ saludé, no quería que su conversación en contra de mi futura esposa fuera a más─ quisiera que hicieran una cosita por mí─ señalé el probador y para capturar su atención mejor de lo que ya poseía saqué mi tarjeta, sus ojos parecieron iluminarse ante la idea de que lo que iría a hacer en ese preciso instante, les ocurra a ellas─ lo que sea que se pruebe lo cobrarán con esta tarjeta sin que se entere, inventen lo que sea, como si le dicen que ha quedado pago, no me importa, pero no le permitan irse del local sin gastarse al menos─ me encogí de hombros, era una tienda bastante grande pero al tener precios bajos prefería llevarla a otro lugar─ unos 10 o 20 mil, dejen la tarjeta en alguna bolsa, gracias.

Asintieron, parecían impresionadas y apostaba lo que fuera a que no les volvería a pasar, era imposible, nadie con tanto dinero querría gastárselo en una tienducha como esta, parecía rondar precios bajos desde los 50 hasta los 1000 y por lo que pude ver el vestido que se llevó costaría unos 300 o 400, eran de esas tiendas básicas con ropa bonita, al menos no eligió las de los sectores principales, cuando la seguí hasta dentro supe que me buscaría con la mirada así que me cambié en el auto, lo único malo es que ¿ella no me olía?

Lo pensé durante un largo rato en lo que me tomaba un café sentado en el sector de una marca conocida, con la vista hacia la tienda de vidrios limpios, podía ver poco por la ropa cercana a la vidriera, pero me causaba gracia ver como la llevaban de un lado al otro, se cambió a un vestido amarillo suave que la hacía ver como una muñeca y al tratar de pagar le dijeron algo que la hizo enfadar levemente, lo que sea que le hayan dicho no les impidió a esas mujeres hacer su trabajo, la llevaron por el local ignorando a otras personas y cuando la arrastraron hacia el fondo la perdí de vista.