─ Es la primera vez que nos ocurre─ sonrió una de las chicas mientras pasaba la tarjeta negra y brillante por la máquina.
─ Esto no es posible, ¿quién es? Al menos debes decirme, ¿y si se equivocaron de chica? Hay bastante gente─ no mucha, pero al menos había unas 5 o 6 personas, las cuales no recibieron ni una pequeña bienvenida de ellas desde que salí del cambiador. Estaba preocupada, me llevaron por toda la tienda buscando ropa para mí cuando hace apenas unos minutos me habían visto mal sólo por entrar a ver.
Algo extraño pasó luego de que salí, me había decidido por un vestido que esperaba que no saliera tanto dinero, lastimosamente no tenía la etiqueta del precio, pero ya anteriormente había comprado el que tenía ahí y no costó tanto por lo que pensaba que la tienda sería una opción económica. El problema comenzó cuando salí, una de las chicas se llevó mi canasta con las demás ropas incluyendo la manchada que guardé separándola del resto, la pelirroja fue la que me obligó a mirar las demás prendas que tenía ahora en bolsas que felizmente guardaban para que me las lleve cómodamente.
Ni siquiera sabía qué tantas cosas llevaba, me daba una idea al verlas cobrar y ver como el recibo se hacía cada vez más y más largo y a su vez miraba por alrededor no encontrando a nadie que conociera y menos a alguien que reclamaría algo así, la situación me ponía tan nerviosa y angustiada, al menos ya no me miraban mal por mi ropa.
Me sonrieron y me enseñaron la tarjeta un segundo sólo para mostrarme que la guardaban junto con el recibo en una pequeña bolsa como las demás, una bolsa de las costosas, de cartón con su marca a color y luego de eso me llevaron hasta la salida, no me dejaron objetar y sólo se encargaron de que no entrara de nuevo.
Miré hacia el centro del lugar y pensé en sentarme allí y esperar a que el dueño regresase y en lo que marchaba hacia allá sujeté como pude las bolsas y tomé la más pequeña para sacar la tarjeta encontrándome con el nombre más temido que podía aparecerme en ese momento.
─ Hola, niña mala ¿qué compraste? ¿necesitas ayuda? ─ levanté la mirada, Alastor sonrió hacia mí, cariñoso como siempre y tomó mis bolsas dejándome una de ellas, la de su tarjeta, no sabía muy bien cómo reaccionar a esto─ es tuya, ven vamos al auto, a menos que necesites algo más─ negué no entendiendo y a pesar de todo sentí un nudo en el pecho y un cosquilleo, como si aquel gesto me hubiera gustado de alguna forma.
Caminamos juntos, me tomó de la muñeca y uno de sus dedos acariciaba la palma de mi mano provocándome cosquillas, me estaba llevando hacia la salida, sabía que al llegar querría que suba al auto de nuevo, así que traté de pensar en alguna forma de pararlo.
─ Ya sabes donde vivo, no necesitas darme otra advertencia, ¿y por qué comprarme ropa? ─ rió ante lo último. No era las mejores preguntas, pero dada mi posición creía tener permitido preguntarle ciertas cosas con mi grado de angustia.
─ cuido a mi juguetito, nada más, no te preocupes.
─ ¿Cómo me dijiste? ─ traté de soltarme al notar que llegamos cerca de su auto, me liberó cuando pudo abrir el baúl y dejar las bolsas dentro, las calles estaban algo vacías, podría correr, pero al tener la tarjeta en mi poder... espera, ¿Dónde está?─ ¿y mi bolso? ─ sonrió al cerrar el baúl, rápidamente fue a abrirme la puerta trasera. Todo un caballero. A saber a qué estaba jugando, su postura incluso me daba a entender que aunque tuviera un objetivo vago de querer hablarme él no dudaría en perseguirme por todo el centro.
─ Entra por favor, está entre las bolsas, descuida. Hay que hablar, recuérdalo─ sonrió calmado. Miré a mis alrededores y me decidí a meterme a la jaula del león, sin protección, como si tuviera algún plan entre manos más que pedir por favor.
El coche comenzó a moverse, él suspiró y se aseguró de que mi puerta estuviera cerrada antes de brindarme una cálida sonrisa que no hizo más que ponerme de los nervios, tomé ese gesto como uno de peligro y le dejé la bolsa con su odiosa tarjeta a su lado.
─ No juegues conmigo, no me gusta.
─ ¿Qué piensas de mi aroma? ─ bufé─ lo pregunto en serio, necesito que me digas la verdad, vamos, te esperaré lo que haga falta.
─ A ver─ se acomodó para prestarme atención, de cierta forma me pareció tierno y atento─ creo que eres un mafioso o algo raro, mataste a alguien y a saber qué cosas más has hecho. Por más que me parezca un aroma... interesante─ me negué a mirarlo─ no quiero tener nada que ver.
Miré hacia la ventana luego de eso, lo sentí moverse a mi lado y resistiéndome tomé aire y lo solté contando e intercalando en mi mente para tratar de distraerme en lo que llegábamos a mi departamento.
─ Olive, antes de que lleguemos, quiero proponerte algo.
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Sombrío y Temido. (DDLG / CGL) (OMEGAVERSE)
RomanceOlivia Heist se preparó por un largo tiempo para la entrevista que tendría ese día. Todo pareció ir bien cuando entró hacia el sombrío y silencioso lugar. Subió por el ascensor y al llegar al piso donde su entrevista comenzaría, se halló con cierta...