Chapter 14

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"Lo siento señorita, tenemos órdenes del superior"

¿El superior?

Era todo lo que me repitieron los dos mastodontes de la salida cuando quise salir y lo peor de todo es que llamaron a Alastor para que me reprimiera después. Que lo hizo.

─ ¿quién te dio permiso? ¿eh? Responde.

─ Yo, yo me lo di─ tiré mis zapatos furiosa contra la puerta, quería romper todo de la rabia, ¿cómo se le ocurría encerrarme en mi departamento?

─ Te aviso entonces que el único que puede darte órdenes soy yo, y las cumples, he dicho que no sales y punto─ su voz ya no sonaba bonita como hace unas horas, sonaba seca y autoritaria─ compra lo que quieras, come algo por favor, estás berrinchuda porque no has desayunado.

─ Te odio, dile a esos dos que me dejen salir, ¿por qué seguridad? ─ no respondió, sólo gruñó─ si eres peligroso yo no quiero tener nada que ver contigo.

─ Suficiente, te castigaré al llegar. Acostúmbrate o no, no me importa, me perteneces, si hago esto es porque no puedes ir sola por ahí.

─ Pero...

─ Si no te comportas te llevaré conmigo hoy y será la última vez que veas ese departamento. Te he comprado algo para desayunar, nada de azúcar, estás hiperactiva─ comencé a caminar por toda la sala escuchando su horrible voz ordenándome. Llorando y abrazando su maldita almohada me senté en el sofá mirando el móvil en la mesa de la cocina─ llegará en unos 10 o 20 minutos, abres, recibes y cierras la puerta. Te compré además algunos servicios a tu nombre así que deben estar disponibles en tu televisión. Puedes hacer muchas cosas mientras no estoy ¿sí? ─ arrogante... imbécil... lo odio─ no te escucho, ven aquí y responde.

─ ¡VETE AL INFIERNO!

Me levanté rápidamente a sólo colgar el celular, lo dejé donde estaba y me fundí en el sofá con mis mantas y Louis a llorar.

No había otra salida, no sabía muy bien qué hacer, no había puerta trasera ni salida de emergencia por la que no haya intentado salir, además parecía ser que Alastor sí era el dueño así que ninguno de los residentes comentó nada.

Me serví helado y chocolate, comí un poco sin ganas mirando una serie divertida que no me hizo reír en lo más mínimo. El departamento parecía ser más pequeño a medida que pasaban los minutos, era angustiante el saber que no podría salir en varios días si a él le daba la gana.

Tomé mi laptop y revisé otros empleos hasta que la puerta sonó, era el desayuno del que él me habló, la chica detrás del pedido comentó que ya había sido pagada y que lo disfrute. Me había pedido diversos tipos de panes dulces, dos tipos de cafés, ambos descafeinados, con chocolates amargos y endulzados con estevia y crema. Y tarta de frambuesa... y arándano. Traté de evitar comer eso, pensé en que una huelga de hambre a lo mejor lo pondría nervioso y me dejaría salir.

El problema fue que probé la crema como la curiosa que soy y un segundo después abandoné la idea de la huelga y procedí a comer y mirar series durante un par de horas. Obviamente me negué a contestarle el celular y me dediqué a ver otros empleos y comprar libros de mi librería preferida.

Gasté un dineral, pero yo estaba enojada y le haría pagar mi enojo en base a 45 libros de ediciones especiales con pasta dura y un peluche gigante de dinosaurio que podría pagar con los puntos de la tarjeta de la librería, pero, pero, pero, -yo estoy enojada- así que lo compré y me guardé mis puntos nuevos por tantos libros.

¿qué dirá al ver que gasté casi 4700 dólares? Bueno, si se quejaba tendría un motivo para dejarme en paz y esta vez no caería en sus trampas y jueguitos como anoche, me dejé llevar por mi celo que no pude aguantar, pero al estar en mi día dos podría resistir si tomaba alguna pastilla, aunque era asquerosa podría pasarla con helado.


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Esa niñita caprichosa y berrinchuda.

Al menos estaba usando su enojo en algo productivo, al parecer se compró muchos libros. Me sorprendió un poco ya que al colgarme me gritó y creí que haría algo para molestarme como tratar de escapar o no aceptar la compra del desayuno. Llamé a los guardias a eso de las cinco de la tarde y no ocurrió nada luego de la advertencia. Dejaron pasar unas cinco cajas de la librería y nadie más entró. Esperaba que al menos se sintiera bien porque no me respondía las llamadas, al final cerca de las seis volví a llamar.

Era obvio que estar casi 10 horas ahí metida sin poder salir de seguro la pondría berrinchuda, pero tenía dinero de sobra para meter lo que quiera y yo no me enojaría, eso sí, debía castigarla al llegar.

─ Por fin contestas.

─ Estoy leyendo, habla rápido─ suspiré, no me gustaba escucharla de malas, pero era mi culpa.

─ A ver, niñita mala, no me hables así, llamo para saber cómo estás─ la escuché cambiar de página.

─ ¿olvidaste que te odio?

─ no mi amor, sé que me odias, tranquila─ esperé a una respuesta que no llegó ─ llegaré en un par de horas bebita, háblame y dime cómo te encuentras.

─ te odio.

─ Ya lo sé─ traté de sonar tranquilo─ ya vi que te compraste libros, buena chica─ suspiró del otro lado─ ¿desayunaste?

Me cortó.

Le pondría reglas al llegar, reglas y un par de nalgadas para que sepa que no podrá deshacerse de mí.

"si eres peligroso yo no quiero tener nada que ver contigo."

Carajo, eso me lastimó tanto y no podía decirle nada con respecto a eso, ella tenía razón. El monstruo era yo. ¿Pero qué podría hacer? No dejaría a mi mate, no dejaría a mi futura esposa por este incidente. Este era mi trabajo, tengo una reputación que me persigue y me avala, no lo dejaría ni loco. Si algún día ella hiciera un berrinche más catastrófico quería volver a casa para calmarla, no para gritarle que por comprarse un coche, o haber gastado en algún negocio en el que ella quisiera invertir nos habíamos arruinado. No, ella debía poder hacer desastres, tendría que poder hacerse las uñas cada semana, comprarse ropa, accesorios, peluches, juguetes, yo que sé, ¡libros! miles de libros. Si algún día ella se comprase una biblioteca ahí estaría yo parea decirle que estuvo bien.

Ella debía ser feliz, pero por ahora la castigaría por contestarme.

Compré la cena de nuevo, comida china una vez más, chow mein y jiaozi. La pedí para que llegase a las 10, así tendría una hora para calmarla luego del correctivo que le daría.

Subí por el ascensor, me había duchado en casa como ayer, pero esta vez ya me había preparado y me traje ropa y mis artículos de limpieza facial, tampoco eran muchos pero quería depilarme la barba por las mañanas y arreglarme. En la mañana recuerdo que tuve un largo tiempo antes de que ella se levantase por completo de la cama, ni bien se quejó se volvió a dormir luego de un par de besos que la calmaron.

Tomé la llave de la puerta y al abrirla lo encontré todo oscuro. Metí mis cosas y las dejé a un lado en lo que cerraba la puerta y trataba de encontrar el interruptor de la luz y hallándolo un dinosaurio de peluche bastante grande me golpeó y un segundo de mi despiste fue aprovechado por Olivia acercándose rápida con otro peluche idéntico en forma pero de otro color. Fui brutalmente atacado por mi niña de metro cincuenta.

Sombrío y Temido. (DDLG / CGL) (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora