X:Vidas convergentes

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La vida de Obito y Kakashi y como poco a poco converge en un solo punto.

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Obito regresa; Danzo estaría sorprendido, tal vez tenso.

Obito espera ser la mitad del hombre al que emula.

Pero no es suficiente, por ahora.

No es lo suficientemente fuerte.

Así que le dice un breve «lo siento» a Kakashi antes de volver a rasgarse las heridas que se está curando.

Es algo que en otro tiempo le habría hecho estremecerse, pero ahora lo contempla con indiferencia clínica.

Le había dolido mucho más en ese momento, cuando no había tenido tiempo de prepararse y las heridas no estaban cicatrizando.

Está desperdiciando la ayuda de Kakashi, Sukea.

Pero es por un bien mayor.

Tiene que ser herido para que cuente. Para que sea visto como una no amenaza.

Hombres como Danzo, aquellos que desean el sombrero tanto como él, no favorecerían a un chico que se perfila como una leyenda y que casi apuñala al Hokage por la espalda.

Danzo está jugando un juego peligroso, criando un perro que un día morderá en sus manos.

Pero eso está bien. Es bueno para Obito, pero es un cable peligroso sobre el que está haciendo equilibrio.

Así que se arrastra de vuelta a Danzo, medio muerto y respirando con dificultad y se arrodilla y dice-

«Danzo-sama.»

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Danzo aún desconfía de él. Pero está bien. Obito finge que su vista es mucho peor de lo que es. Finge que está borroso y que ha abusado de sus ojos y sólo así ha ganado.

Es mejor ser despreciado que ser una amenaza.

No es lo suficientemente fuerte para eso, todavía no.

Un día... un día especial...

Será como su homólogo y acabará con aquellos que se atrevan a codiciar sus ojos.

Un día...

Sólo habrá un tigre en la montaña.

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La vida continúa.

Entonces-

Namikaze Minato se convierte en el Hokage.

Obito recibe una misión.

Se trata de espiar al hombre e informar de cada uno de sus pensamientos y movimientos a Danzo.

Es justo el tipo de cosas que Danzo haría, usando los lazos del pasado a su favor y creyéndose el amo del juego que están jugando.

Obito mira a Minato durante la inauguración.

El hombre que ve no es su maestro.

Es el Hokage.

Es alguien ante quien Obito tendrá que inclinarse y arrodillarse.

Es alguien que podría codiciar los ojos de Obito.

Rocks fall; Scene endDonde viven las historias. Descúbrelo ahora