EN C U A T R O

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Alastor no podía decir que no le gustaba cuando Lucifer tomaba demasiado, pero si que le llegaba a molestar, odiaba lo sinvergüenza que podía llegar a ser. hace unos momentos estaban en el living del hotel junto con los demás huéspedes, quienes celebraban la batalla ganada del exterminio, tomando un trago mientras hablaban y reían, había sido algo difícil, especialmente para Charlie, que no había dejado de culparse de la muerte de Sr pentious.

Vaggie la calmaba cada que comenzaba hablar sobre eso, pues sabía lo sensible que podía llegar a ser su querida novia.

Husk, estuvo un rato pensando en eso, aunque no lo suficiente para sentir muchas emociones, angel lo había logrado distraer de todo lo sucedido; Todos parecían estar en su mundo, mientras el pelirrojo se encontraba sentado en uno de los sofas tomando café, aprovechando que lucifer estaba sentado en otro lado mientras tomaba.


Para todos había sido algo del cual sentirse orgullosos, pero para Alastor, el se había encerrado en su habitación por dos días enteros sin ni siquiera salir para comer, lucifer solía llevarle el desayuno y quedarse a darle curación a la herida causada por Adam. Cuando finalmente se digno a salir, Charlie lo trato de animar diciéndole que estuvo genial con solo enfrentarse a él sin alguna arma angelical, que eso era digno de admirar; De cierta forma, sus palabras “ayudaron” un poco, haciendo que por fin saliera de esa habitación.

Unas manos tomando su cintura y levantandolo del sofá lo sacaron de sus pensamientos, haciendo que su mirada algo perdida se enfocará en el rubio frente a él algo borracho, dando suaves caricias mientras lo tomaba del menton al subir una de sus manos.

— ¿Que crees que haces?

Pregunto algo confundido, sintiendo como esté rápidamente lo apoya contra el sofá de espaldas, inclinándose para susurrarle en el oído dándole poca importancia a los presentes de aquella escena.

— ¡Lucifer! ¡Quítate!

Intento pegar su mano al rostro del angel para alejarlo, cosa que fue inútil, solo consiguió que esté lo apretara más contra su cuerpo frotando suavemente su entrepierna contra su trasero.

— ¿Papá?

Hablo Charlie está vez, la escena parecía estar saliéndose de control al ver a alastor negándose repetidas veces.
Aquella palabra hizo reaccionar un poco a lucifer, alejando a alastor y pidiéndole disculpas.

— Querido, discúlpame.

Pero alastor no se detuvo a escucharlo y cuando vio la oportunidad salió hacia su habitación desvaneciéndose en su sombra, no se quedaría a pasar vergüenza por que a su querido Rey se le dio las ganas de casi cogerlo frente a todos.

— Lárgate.

Murmuró una vez sintió la presencia del soberano en la habitación, quien claramente ignoro sus palabras y lo abrazo por la espalda recargandose, la diferencia de alturas era demasiado notoria, cualquiera pensaría que Alastor es quien la mete.
Bajo sus manos hasta la colita de ciervo que tenía el pelirrojo bien escondida, comenzando a jugar con esta al sentir como se movía de un lado a otro demostrando la notoria molestia del pecador.

— Por favor cielo..

Jalo con suavidad su colita antes de que con su otra mano tomarlo del menton obligándolo a agacharse frente a el besando sus labios de forma dulce y amorosa, así como podia ser un jodido estúpido borracho podía ser el demonio mas lindo del infierno, y no cualquiera, estamos hablando del rey.
Alastor no iba a negar que sentía una extraña necesidad por el soberano repentinamente cuando el beso comenzó a subir de tono, haciendo que jadeara entre este.

Lucifer no tardó en cargarlo y dejarlo sobre la cama cuidadosamente, sus manos acariciaban las piernas del pecador hasta sus muslos, donde apretó y manoseo, para poco después darle la vuelta dejándolo en cuatro frente a el, aún tenian la ropa, pero el calor de sus cuerpos era demasiado notorio; Lucifer comenzó a restregar su erección sobre el trasero del pelirrojo, quien jadeo y gimio en voz baja por la excitación.

— Luci.. Lucifer.

Finalmente, bajo los pantalones de alastor con cuidado, dándole una nalgada con algo de fuerza observando como su colita de ciervo se tensaba mostrándole lo excitado que estaba, y lo mucho que deseaba otra nalgada.
Acercó dos de sus dedos a la boca del pecador, metiéndolos hasta tocar su garganta haciendo que los ojos de Alastor soltaran cristalinas lágrimas por las arcadas, sus mejillas sonrojadas lo suficientemente para hacer que el soberano amara aquella perfecta imagen de su pecador.
Era como ver una pintura de museo del mundo humano, simplemente hermosa, un recuerdo que desearía guardar para siempre en su mente.

Cuando sus dedos estuvieron lo suficientemente ensalivados, los saco y bajo hasta la entrada del demonio de la radio tanteando, para después comenzar a meter con intenciones de tocar su próstata, cosa que no tardó en hacer, haciéndolo gemir y retorcerse debajo suyo, pegando su pecho a la almohada y sábanas de abajo.
No duraron mucho así, pues alastor parecía muy sensible a su toque, haciendo que se corriera dos veces seguidas; Finalmente libero su propia erección, masturbando suavemente para terminar de ponerse mas duro, aunque claro, más que duro ya estaba desde que escucho el primer gemido de su amado.

— Ugh.. estás apretado.

Susurro con la voz ronca, entrando lentamente a su interior hasta la mitad para que el de mayor estatura pudiera acostumbrarse. No tardó mucho, pues comenzó a mover sus caderas contra la pelvis del soberano, quien sonrió lujurioso al ver cómo su miembro entraba y salía de su interior perdiéndose entre él; lo tomo del cabello y comenzó a embestirlo de forma rápida, su mano libre estimulando su colita y de ves en cuando dándole atención a su necesitado miembro.

— ¡Ahí, lucifer!

Grito, extasiado por el placer, su mirada se nublaba con la fuerza de las embestidas, el choque de pieles era demasiado notorio en toda la habitación, sus cuerpos sudados y empapados de sus fluidos, pero sin duda, ambos lo estaban disfrutando.

( . . . )

— ¡Ya te dije que me disculparas cielo!

Se quejo el soberano, alastor había despertado con un dolor de cadera infernal, cosa que lo ponía de mal humor. Ahora lucifer tendría que soportar aquel humor lo que restaba de la tarde o los días, siempre era dependiendo cuanto le durará el dolor.

— ¡Coges como animal en celo!

Se quejo el pecador, lucifer lo había saco un poco de sus casillas insistiendo en lo mismo, no lo dudo, tomo un huevo de los que estaba usando para el desayuno y termino estrellandoselo en la cara al soberano.

La próxima vez tendría más cuidado con ser tan brusco..

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30 Días OTP - Appleradio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora