E N L A D U C H A

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El día transcurrió con tranquilidad y normalidad, el pelirrojo había estado la mayor parte de este ayudando a la princesa en las tareas mas “pesadas” pendientes.

Lucifer estuvo supervisando que todo saliera bien y no hubiera algún desastre tanto por parte de los huéspedes como de Alastor, sabía que a él le gustaban algunas cosas.. que eran demasiado para el hotel.
Además de sus peculiares gustos como el horrorozo bar que se encontraba en una esquina de la sala principal.

Ahora mismo deseaba acabar ya para poder darse alguna ducha después de un largo y pesado día, definitivamente quería estar con el rubio tan siquiera un momento a solas.
No sabía en qué momento se volvió algo dependiente a él, era extraño, claro que lo era.
Había veces que si necesitaba su espacio, pero otras dónde sentía le necesidad de tenerlo cerca y que no se separará para nada, y sabía que eso mayormente sucedia cuando su celo estaba cerca; Aquella necesidad de sentirlo junto a él siempre

— ¡Es todo por hoy, alastor! Muchas gracias por ayudarme, ya puedes retirarte si así lo deseas.

La rubia le sonrió terminando de guardar algunas decoraciones que estaban usando para adornar mejor aquella gran foto enmarcada de su amigo fallecido, solía cambiar las decoraciones cada cierto tiempo.

Alastor le resto importancia, asintiendo ante sus palabras para palmar su cabeza y estirarse soltando un bufido para buscar a su angel caído por todo el living, ¿Dónde se había metido ahora?

— Si buscas a papá lo vi irse por el pasillo hacia las habitaciones, probablemente también esté cansado. No sé preocupen por las tareas restantes que quedan, merecen un descanso.. después de todo ustedes son los que mayormente mueven todo respecto al hotel.

— Oh, que amable de tu parte querida. Lo tomaré, pero no dudes en llamar a tu padre o a mi si necesitas ayuda en algo.

Una vez noto la aprobación de sus palabras se desvaneció en su sombra para poder aparecer en su habitación, o más bien, la que “compartía” con Lucifer.
Pues de vez en cuando ambos pasaban sus noches ahí desde que terminaron teniendo sexo en ella por no saber en cuál habitación meterse. Su ropa fue retirada y entro al baño, metiendo su cuerpo lentamente a la bañera dejando que el agua cayera por su cabello mojandolo, a su paso sus orejitas y pelaje.

Extrañaba la presencia del más bajo molestandolo, siempre solía avisarle cuando saldría un largo rato, ¿Por qué está vez no?
No parecía estar en el hotel, aunque no había checado su habitación, el rubio nunca se iba a quedar solo en alguna, a menos que fuera con Alastor.
Ya parecía que vivía en la habitación del pelirrojo en la torre de radio con él
Y no le molestaba, incluso ya se había acostumbrado, que ahora era el maldito problema.

— ¿Te he dicho que tus orejitas mojadas se ven tan lindas, querido?

La voz del soberano lo saco de sus pensamientos, haciéndolo voltear hasta donde provenía aquella dulce y angelical voz, encontrándose con su mirada junto con el cuerpo desnudo del rubio.
Sus mejillas se sonrojaron fuertemente mientras bajaba su rostro avergonzado ante tal vista.

— ¡Lucifer! Vístete..

Murmuró, desviando su mirada hacía otro lugar del baño escuchando la clara risa del más bajo, prontamente escucho sus pasos yendo hasta enfrente de la bañera, comenzando acariciar sus orejitas por detrás, causandole unos cuantos jadeos y gemidos satisfactorios por la estimulación en aquella zona sensible.

30 Días OTP - Appleradio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora