Capítulo 0: "Estoy aquí, contigo"

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El rubio se removió entre las sábanas, estirando su pierna hasta posicionarla encima del cuerpo a su lado, que también se movió y al abrir los ojos la luz del sol le hizo saber que debía levantarse

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El rubio se removió entre las sábanas, estirando su pierna hasta posicionarla encima del cuerpo a su lado, que también se movió y al abrir los ojos la luz del sol le hizo saber que debía levantarse. Luego viró sus ojos entrecerrados por el sueño al hermoso chico que dormía torcido en la cama, con la cara aplastada contra la almohada.

Roy sonrió, enterrando sus dedos en sus cabellos desordenados y acariciándole el cuero cabelludo.

—Despierta o se nos hará tarde—susurró con voz ronca cuando Conan empezó a removerse ante su tacto.

Este soltó un quejidito y aún dormido levantó la cabeza para posicionar su cara en el pecho del castaño, quien se rió abrazándolo de la cintura, entrelazando aún más sus pies bajo las sábanas, como si de ese modo fuera más cómodo.

—Siempre pensé que sería yo el que debería ser despertado todas las mañanas—comentó frotando el cuero cabelludo de su chico, haciéndolo ronronear en su pecho.

—Siempre lo eres...—musitó con voz ronca y adormilada—solo que anoche no me dejaste dormir, tonto.

Roy se rió.

—Vamos, no fue tan así.

—Por supuesto que sí,—murmuró frotándose los ojos aún recostado en su pecho —no parabas de hacerme repetir la partida de ese tonto videojuego porque no podías creer que yo te había ganado.

—Aún quiero saber que trampa hiciste—murmuró el castaño mirándolo con sospecha.

—Supéralo de una vez, bobito—Conan rodó los ojos y se estiró para dejarle un besito en los labios e incorporarse, bajando los pies de la cama para estirarse, le dió una vista al contrario de su cintura delgada y sus lindos glúteos respingándose sobre el colchón por el estiramiento.

De inmediato sonrió y gateó en la cama hasta posicionarse tras el rubio y besarle la curvatura desnuda de su cuello gracias a que la camiseta que estaba usando se resbalaba por sus hombros ante lo grande que era.

—¿Qué tal una ducha juntos?—le susurró al oído con coquetería, acariciándole la cintura debajo de la camiseta. El rubio sonrió y se apoyó en el pecho del castaño echando su cabeza hacia atrás hasta tocar el hombro de su esposo.

—No seas travieso—musitó disfrutando del tacto electrizante—no quiero tener que correr para llegar a tiempo al trabajo como muchas otras veces.

Roy le mordisqueó el cuello divertido.

—Solo nos ducharemos, no seas malpensado—ronroneó en su oído sonriendo mientras sus manos se deslizaban de sus caderas a sus muslos desnudos y los apretaba, haciendo jadear al contrario que se removió en su lugar.

—Te conozco, Roy Beckman, tus caricias no son de solo una ducha—lo reprendió dándole una mirada filosa de reojo, sintiéndose provocado por los masajes en sus muslos.

Por siempre [Mi chico Revoltoso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora