Capítulo 03: "Cinta de seda"

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El joven se peinó el cabello rubio con los dedos, mirándose al espejo para arreglar un poco su aspecto de casi recién levantado

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El joven se peinó el cabello rubio con los dedos, mirándose al espejo para arreglar un poco su aspecto de casi recién levantado. Una sonrisa adornaba su rostro mientras reparaba en que su piel luciera fresca y oliera bien, acababa de darse una ducha rogando para que Roy no se despertara, pero como era fin de semana, sabía que él caía como tronco y dormía como morsa hasta las diez.

La camiseta grande que tenía puesta caía de vez en cuando por su hombro, dejando al descubierto un poco su clavícula pronunciada y el short corto que traía puesto dejaba libres sus largas piernas.

Soltó un suspiro y miró la hora en su celular antes de salir del baño tomando el artefacto que necesitaba y mirando por última vez si tenía alguna irregularidad en su cara.

En la cama de dos puestos, bajo las sábanas desordenadas-más por lo mucho que Roy se movía que por cualquier otra cosa- se encontraba el susodicho profundamente dormido, abrazando la almohada de Conan que fingía ser él para que Roy no se despertara al no sentirlo a su lado.

Conan sonrió burlón, pensando en que no estaba en sus planes meterse a la cama de nuevo, o no al menos de la manera tradicional.

Así que caminó hasta la esquina de la cama, y levantó la sábana lo suficiente para poder meterse bajo esta y ver el cuerpo del hombre debajo. Sonrió de lado, gateando para llegar a la cima, pasando por las piernas de Roy, por su pelvis que seriamente lo tentó y su abdomen marcado hasta llegar a su pecho, donde terminaba la sábana y allí sacó su cabeza para ver la expresión dormida del castaño.

El delgado joven se recostó encima de Roy, y este tan solo se removió un poquito, sin señas de querer despertarse del todo. Aquello era una ventaja para el rubio, quien se mordió el labio inferior y puso en su boca el artefacto que había estado sosteniendo en su mano derecha.

Tomó aire y sopló, de inmediato el sonido de un silbido estrambótico y el golpecito de una cinta sobre su mejilla hizo que Roy saltara en su lugar y despertara de golpe, descubriendo a su novio riéndose encima de él.

—¡Conan, ¿qué...?!

—¡Perdón, perdón!—exclamó riendo sin arrepentirse por lo hecho.

—¡¿Qué rayos...?!—el castaño suspiró poniendo su mano en el pecho por el susto y volviendo a relajar su cabeza sobre la almohada—¿Qué pasa contigo? Me asustaste.

—Lo siento, tenía que hacerlo—comentó entre risas, inclinándose un poco para darle un besito en la mandíbula a Roy.

—¿No pensaste en que de verdad quería dormir? Toda la semana madrugo—se quejó, indignado, agarrándole la cadera.

—Son las nueve y media de la mañana, Roy Beckman—masculló mirándolo con los ojos entrecerrados, Roy resopló y Conan se rio, abrazándose a él como podía y acariciándole el cuello con los dedos—Feliz cumpleaños, mi amor.

Por siempre [Mi chico Revoltoso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora