El rubio acomodó su mejilla contra las sábanas de la camilla que cubrían a su esposo aún dormido, sus ojos solo lo contemplaban entre lágrimas retenidas, el sentimiento de culpa no dejaba en paz a su corazón, y verlo inconsciente en aquella camilla, con múltiples heridas en su cuerpo, no lo alentaba a pensar positivamente. Había sido un imbécil, un egoísta y jamás podría perdonarse del todo por el error de dejar a Roy en segundo plano. Y más porque sus padres a pesar de haberle dado educación y sustento toda su vida, no merecían su consideración. Aún así, por ellos casi había abandonado al amor de su vida, a la única persona que lo había amado desinteresadamente.
Tomó la mano de su esposo, acariciando sus nudillos y las marcas de su piel, y a ese anillo dorado en su dedo anular que los unía eternamente. Le besó la mano y se apoyó en esta, encontrando un poco de consuelo en su tacto, sentía que el dolor en su pecho aminoraba poco a poco. El hecho de que sus papás no hubieran cedido ni un poco por él, le dolía y lo hacía sentir un tonto por siquiera pensar en que podrían cambiar de parecer en cuanto a su relación con Roy, sin embargo, y a pesar de que podría haberse acostumbrado hace mucho a esa situación, le entristecía a sobremanera no tener su apoyo.
Había soportado sus desprecios cuando era niño por a veces cometer errores mínimos que cualquier joven podría cometer, no obstante, todo volvía a la "normalidad" cuando él enmendaba ese error y quedaba bien a ojos de ellos otra vez. Era muy abrumador saber que por haberse casado con un hombre, no hubiera acción que les hiciera verlo con aprobación.
Uno de los dedos del castaño removiendose hizo que el rubio saliera de sus pensamientos y alzara la vista con el corazón acelerado. Roy seguía igual de dormido, sin señal de haberse movido por lo que soltó un suspiro de desánimo, mirándolo abatido antes de que dos toques en la puerta lo hiciera virar sobre su hombro.
Dan lo llamó con una seña, asomado en la entrada. Conan se enjugó las mejillas aún húmedas por lágrimas pasadas y se irguió, caminando hacia su amigo con sus ojos fijos en el castaño que aún no se movía.
—¿Pasa algo?—inquirió al salir de la habitación para encontrarse con el moreno.
—Toma—le extendió un sándwich y un jugo en botella, Conan hizo una mueca—Vamos, tienes que comer. Roy te necesita sano, no queremos internarte también.
El rubio suspiró recibiendo la comida con una media sonrisa.
—No tengo hambre en lo absoluto, pero aprecio el detalle—dan le palmeó el hombro, sonriéndole.
—No te lo había dicho antes, pero eres un idiota con letras grandes—el rubio suspiró de nuevo, desanimado, abrazando el sandwich y la botella contra su pecho con la vista perdida—creía que Roy estaba exagerando cuando me dijo que estaban mal, solo espero que de ahora en adelante ambos puedan restablecer lo que tenían, no vale la pena que todo se acabe por culpa de esos...—apreto los labios cuando recordó que iba a mencionar de una manera poco amable a los padres de Conan y se aclaró la garganta.
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Por siempre [Mi chico Revoltoso]
Romance[Secuela de mi libro "Mi chico revoltoso"] Roy y Conan han luchado para estar juntos y al fin lo han logrado, construyendo una vida juntos en base al amor incondicional que se tienen, sin embargo, a veces situaciones no resueltas del pasado pueden p...