Capítulo 26: "Maravillosa noticia"

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El joven terminó de vestirse en el baño y se miró en el espejo frente al lavabo, la zona debajo de sus ojos se hallaba de un color rojizo luego de haber llorado en la ducha por casi media hora hasta que su madre había tocado la puerta para que sal...

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El joven terminó de vestirse en el baño y se miró en el espejo frente al lavabo, la zona debajo de sus ojos se hallaba de un color rojizo luego de haber llorado en la ducha por casi media hora hasta que su madre había tocado la puerta para que saliera de una vez. Estaba cansado, demasiado como para hacerse el fuerte frente a ella, quien podía notar los ánimos depresivos de su hijo y no hacía más que regañarlo por ello, alegando que Roy no merecía su tristeza.

Pero joder, Roy no merecía nada malo, merecía todo el amor que una vez supo darle con tanta libertad. Merecía sus besos, su cariño y no se lo estaba ofreciendo por sentir la presión de las expectativas de sus padres sobre él. De nuevo.

¿Valía la pena perderlo a él para recuperarlos a ellos?

Se frotó el rostro, no se molestó en ponerse cremas ni nada de su cuidado personal, solo quería tirarse a dormir, dejar de pensar y soñar con estar entre los brazos de su esposo. El llanto pugnó en su garganta por milésima vez y aunque sus ojos se llenaron de lágrimas, trató de contenerlas, su cabeza le dolía demasiado.

Cuando salió del baño, su madre observaba con brazos cruzados y gesto de disgusto las fotografías en el escritorio y los dibujos de Roy pegados en la pared, dibujos de Conan.

—¿No crees que va siendo hora de empacar todas sus cosas para que le sea más fácil llevárselos cuando venga?—inquirió virando hacia el rubio, quien frunció el ceño con dolor.

—No, por supuesto que no—contestó, sus ojos cristalizándose.

—Pero cariño, él dijo que se iba a ir, no vas a retenerlo ¿O sí? Sería una humillación total —comentó caminando hacia la puerta, Conan tragó el nudo en su garganta, queriendo acurrucarse a llorar—tu padre está esperándote en la sala, no lo hagas esperar.

Cerró tras de si, mientras Conan dejaba salir una lágrima, viendo los dibujos que su Roy había hecho de él en muchas ocasiones, las recordaba casi todas y su corazón se apretaba en su pecho, como si alguien lo estrujara en su puño.

Al salir de su habitación, su padre se hallaba en el sofá, tomándose una taza de café junto a su madre quien le hizo señas para que se sentara a su lado, frente a su padre en el sofá individual.

—¿No has descansado bien, hijo? Luces muy agotado —comentó su padre al verlo aparecer en su campo de visión.

Conan frunció los labios, inspirando profundo.

—No mucho. ¿De qué quieres hablar, papá?—cuestionó, solo esperando poder volver a su habitación tan pronto como fuera posible y abrazarse a la almohada de su esposo para ver si así podía dormir un poco.

El aludido sonrió dejando su taza de café en la mesita del frente.

—Te tengo una maravillosa noticia—conan lo miró con curiosidad—en cuánto te recuperes, quiero que vengas conmigo a supervisar la sucursal en Chicago, va a ser muy productivo para ti involucrarte en los negocios de allá también.

Por siempre [Mi chico Revoltoso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora