29.
Harry miró desde la torre de astronomía la escena que se llevaba a cabo en los jardines y a las criaturas encapuchadas que flotaban por los cielos.
Su mirada, molesta y llena de ira atormentaba a quienes pasaran por ahí y lo vieran.
Simplemente no lograba entender, el por que el ministro insistía en volver a colocar a los dementores en el castillo.
Debido a una petición especial, fue que los dementores fueron retirados antes de la llegada de a reina al colegio, pero ni siquiera dos semanas después, las criaturas fueron reinstauradas en los límites del bosque prohibido.
Harry, como Heredero, había expulsado a los Dementores fuera de sus barreras, confuso del cómo, en primer lugar, pudieron atravesarlas después de que él mismo las fortaleciera.
El ministro había mirado perplejo como los dementores eran lanzados a la fuerza lejos de las barreras, y también el como eran dañados por descargas de magia cada vez que intentaban atravesarlas.
- ¡Inaudito, Dumbledore, verdaderamente inaudito!
- Ya te he dicho, Cornelius, que no puedo hacer nada -Dumbledore intento apaciguar al hombre.
- Te he ordenado, innumerables veces, que debilites las barreras para que mis dementores pasen.
- Y se puede saber, Sr. Ministro, ¿quien se cree usted para ordenar tal cosa?
- Madame McGonagall, le pido respeto, esto es algo entre el director y yo...
- Y los alumnos, y los profesores, este castillo no está bajo su jurisdicción, ministro, no lo olvide. ¡Además, Sirius Black ni siquiera ha sido visto en Gran Bretaña en los últimos seis meses!
- Por favor, Madame McGonagall, debe entender, es imperativo que los dementores sean estacionados en el castillo.
- Me parece que el qué debe entender es usted, Cornelius, que si esos Dementores se acercan siquiera un metro más, hablaré directamente con la junta de gobernadores, ¡y si es nesesario, lo llevaré al Wizengamot!
- Minerva...
- No, Albus. En los últimos cinco meses, hemos tenido más de cuarenta casos de pesadillas nocturnas, depresión y ansiedad, Poppy ya ha agotado sus suministros de Pociones calmantes y pócimas para dormir sin sueño. ¡Severus está tan sobrecargado de trabajo que hemos tenido que pedir un lote entero de Elixir vigorizante! Tome esto como una advertencia, o como lo que es realmente, una amenaza, ministro. Y tu, Albus, en vez de estar aquí haciendo nada por la vida, deberías ir a hacer tu trabajo, después de todo, el ministro ya se va -ella dijo, mirando venenosamente a los hombres.
Comenzando a caminar de regreso al castillo, Minerva, a pesar de la distancia, pudo ver a Harry sonriente mirándola con orgullo y admiración.
- Minerva... -Albus dijo, alcanzandola en el camino.
- ¿Sí, Albus?
- No me pareció correcta la forma en la que te dirigirte a Cornelius, Minerva, y...
- Y me importa una mierda lo que te parezca correcto o no, Albus. Esas criaturas ya atacaron al señor Potter, Albus, no dejaré que dañen a alguien más. Y si estás en mi contra en esto, pues que así sea.
- Minerva, ¡Minerva! -Albus siguió llamando, sin recibir respuesta, a McGonagall, quien siguió su camino al castillo.
Miró nuevamente la torre, donde antes estaba Harry, ahora vacía.
Subió con rapidez hacia el castillo, donde comenzó a caminar pacíficamente hasta su oficina, viendo a los alumnos y sonriendo y saludando a los que la saludaban.
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Flechas Obsidiana
FanficHarry acepta a la muerte cuando camina hacia el bosque prohibido. Le da la bienvenida, como si de un viejo amigo se tratase. ¿Y la muerte? La muerte se apiada del pobre chicos que es su maestro. ¿Y Destino? Ella solo se mete en los planes de Muerte...