11. El Camino
Como Bill había dicho la noche de la cena, Los Weasley habían regresado y ahora se hospedaban en el caldero Chorrente.
Aparentemente Dumbledore, en su absoluta sabiduría, había interrumpido las vacaciones familiares con la noticia de que Harry estaba quedándose en el caldero Chorrente sin supervisión.
Sabía gracias a las cartas de Charlie que Arthur había intentado convencer a Molly de quedarse, de que Harry estaría bien donde estaba, pero, esa misma tarde, el ministro de magia le exigió que, siendo su hijo un amigo sercano de Harry, fuera el quien informara a Harry sobre los peligros que Sirius representaba.
Internamente Harry se preguntaba si Fudge era consciente de la falta de juicio para Sirius. Eso explicaría sus ansias por encerrarlo y hacer que los dementores le dieran El beso.
Era preocupante. Tener a un hombre tan incompetente como líder de la comunidad mágica no era buena idea. Por ellos mismo, había logrado concertar un cita con Amelia Bones el día anterior, quien, como Lady Bones y él en su puesto como Lord Potter, habían logrado firmar con un pacto de sangre una alianza.
Si bien la forma más "perfecta" de unir dos familias era a través del matrimonio, a falta de candidatos, se había llegado a un acuerdo, un pacto de lealtad entre la Casa Bones, y las Casas Potter, Gaunt, Slytherin, Griffindor, Hufflepuff, LeFay, Black y Evans.
Ahora, a solo unos días para entrar a Hogwarts, tenía que soportar las constantes peleas y gritos de Ron y Hermione. Y mierda, ciertamente tuvo que contenerse para no estrangular a Pettigrew cuando lo salvaba de Crokshark, el nuevo gato de Hermione que, extrañamente, adoraba al castaño.
Ahora descansaban en una mesa del desolado bar. Todos los Weasley, excluyendo a Charlie y Bill, estaban ahí.
— Es un placer verte, Harry.
— Percy —Harry asintió en reconocimiento, tomando la mano del pelirojo— ¿Cómo estás? ¿Esa es la placa del premio anual? —Harry miró, fingiendo sorpresa. 'Si juego con cuidado, probablemente Precy no tenga que trabajar para ese monstruo'
— Estoy Bien, Harry, gracias por preguntar, y si, es la placa del premio anual —Sonrío, mostrando con orgullo la placa dorada.
— ¡Harry! —Dijo Fred, abrazando a Precy por la espalda y asomando su cabeza por su hombro— Es estupendo verte, Chico...
— Maravilloso —George afirmó, colocándose al aldo de un sorprendido Weasley.
'Le sorprende que lo traten con cariño...' harry pensó con tristeza.
— Basta, muchachos, dejan al pobre chico.
— ¡Mamá! —George dijo, como si acabara de verla, y también le estrechó la mano— es fabuloso...
— He dicho que ya basta... —dijo, frunciendo el seño y depositando bolsas de compras en la silla— Hola, Harry, Cariño. Supongo que has oído ya todas muestras emocionales noticias —Señaló la insignia dorada recién estrenada que brillaba en el pecho de Precy— El segundo premio anual de la familia —Dijo, mostrando en su rostro su gran orgullo.
— Y último —Susurró fred aún en el hombro de su hermano.
— De eso no me cabe ningún duda—dijo Molly, frunciendo de repente entrecejo— ya me he dado cuenta de que no los han hecho prefectos.
— ¿Para qué querríamos ser Prefectos? —Dijo George, que con solo pensarlo parecía estremecerse— Le quitaría a la vida su lado divertido. —George sonrió suavemente cuando Ginny se rió.

ESTÁS LEYENDO
Flechas Obsidiana
FanficHarry acepta a la muerte cuando camina hacia el bosque prohibido. Le da la bienvenida, como si de un viejo amigo se tratase. ¿Y la muerte? La muerte se apiada del pobre chicos que es su maestro. ¿Y Destino? Ella solo se mete en los planes de Muerte...