Capitulo 03: Pollito

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No me gustaba llorar, sin embargo me costaba más que la cresta reprimir mis emociones porque mi única forma de afrontar los problemas era llorando igual que cuando chica.

La frustración o debilidad que cargaba conmigo eran en ocasiones asfixiantes, el miedo recorría mi cuerpo completo cuando me veía frente a situaciones con las que no sabía como lidiar.

Creo que era uno de mis mayores defectos. El miedo que me paralizaba y la cobardía de no querer crecer ni aprender a mejorar eso.

Así que me negaba a salir del baño hasta que las clases terminasen porque mi primer día de clases había sido una montaña rusa de emociones incontrolables y negativas y ahora mismo sentía que estaba en caída libre sin frenos.

— Sale del baño conchetumare porque te voy a botarte la puerta a puras patás weona. —La Yanara golpeaba la puerta con sus puños tan fuerte que en cualquier momento iba sacarme del cubículo.

Cuando leí lo que escribieron en mi mesa, las emociones negativas florecieron y salí corriendo.
Fue la gota que derramó el vaso de una mañana horrible pero nunca pensé que iban a seguirme.

— Si la weona e cobarde, no va a salir si estamo aquí. —Decía una de sus amigas.

— Mala cuea porque no me voy hasta que salga esta jila culia. —Le pegó una patada a la puerta.

¿Si salía me iba a pegar de verdad?
¿Que tanto iba a pegarme?
¿Su rabia podría cegarla y matarme?
No entendía que había hecho para estar en esta situación.
¿Como mierda nadie escuchaba a estas locas gritando y pateando en el baño?
¿Será costumbre que pasen estas cosas aquí?
Las preguntas me hacían temblar y la situación solo me traía recuerdos vivos de las mil y un veces que me pegaron en mi otro colegio, pero honestamente ni cuando mi papá se sacaba el cinturon para azotarme sentía tanto miedo como en ese momento.

— Sale culiá, no te voy a pegarte pero te tengo que decirte algo. —Se escuchaba agitada, como si estuviera hiperventilada.

Solo quería que esto terminará, así que había solo una forma de salir de aquí.
Me limpié las lágrimas con la manga de mi blusa y tomé aire quitando el seguro de la puerta.
Dispuesta a afrontar cual fuera mi destino salí del baño, la Yanara se veía buena para los combos.
Sus amigas estaban sentadas en los lavamanos con unas sonrisas que me advirtieron el peligro de la situación.

— Me dai pena... —Soltó con ironía acercándose a mi, todavía mascaba chicle.

¿Será el mismo de la mañana?

— No se que chucha hicite pa que te pesque pero te quiero lejos del Kazutora, ¿me escuchate? —Me apuntó con su índice, tenía hechas las uñas acrílicas super largas.— Es mi mino conchetumare y si te pasai de vía te voy a dejarte pela y en pelota por maraca.

— Pégale, se está puro haciendo la weona. —Dijo una de sus amigas riéndose.

— ¿Quien se esta haciendo la weona chiquillas? —Una voz femenina desconocida nos hizo mirar a la puerta.

Había una mina de cuarto medio apoyada en la pared junto a la entrada, lo supe por su poleron rosa pastel con mangas y detalles en color crema.
Tenía el pelo entre rubio y rosado, una mirada que me dejó más asustada de lo que ya estaba.
Sus labios estaban pintandos de un rojo mate intenso y en lugar de los zapatos de colegio tenía unas zapatillas gigantes.

Era super linda, por un segundo al verla sonreír me vi siendo arrastrada en todo el baño por todas ellas pero al ver la reacción de mis compañeras caché que la situación se volteaba un poco a mi favor.

E U P H O R I A [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora