Capitulo 15: Tormenta

170 22 5
                                    

Me encerré en mi pieza y lo primero que hice fue sacar mi nuevo celular para buscar el chat con el Mikey.
Releí su nombre por lo menos tres veces antes de apretarlo y abrir la conversación.

T/N
Llegué bien.

Sentí que era tan sobrio el mensaje y frío que me puse nerviosa.

T/N
Gracias por todo...

¿Por que sonaba tan formal?
Me froté la frente empezando a desesperarme sin saber como fluir.

T/N
Cuando tengas tiempo podríamos hablar por teléfono.

Me arrepentí al enviarlo.
¿Muy intensa? Demasiado quizás.

T/N
Osea solo si quieres.
Si no nos vemos mañana en el colegio.
O cuando quieras.

Cada vez la cagaba más.
Por reflejo y rechazo a mi misma terminé tirando el teléfono a la cama mientras chillaba pegándome mentalmente.
Pero mi torpeza me hizo entrar en pánico creyendo que podía romperlo o echarlo a perder y me tire de hocico a revisarlo.

— Que estoy aweoná... —Me dije a mi misma soltando una risa.

Me acomodé en la cama para descansar, debería estudiar pero ya era un poco tarde. Lo mejor era tomar tecito y acostarme a dormir hasta el día siguiente pero tenía tantas cosas en la cabeza que no lograba digerir y me tenía con una sensación de saciedad por lo bonito que había sido el Mikey conmigo.

¿Como chucha iba a poder devolverle un poco de lo que me había dado?
Pude ser feliz a lo mucho dos minutos hasta que recordé la llamada que recibió.

¿Estarán en sus peleas de pandillas?
¿El Pachin como se sentirá después de lo que dijo el Peyan en la llamada?
Literal dijo que habían matado a su prima o eso entendí, solo pensarlo me ponía los pelos de punta.

Ojalá le hubiera pedido su teléfono para llamarlo y demostrarle que me importaba.
¿Como podían vivir involucrados en ese tipo de cosas?
¿Y que onda ese weon que estaba en la micro con el uniforme de su pandilla?
Claramente debía conocer a los cabros pero ¿era del colegio?

No recordaba haberlo visto.
¿Por que estaba en la misma micro que yo?
Demasiada coincidencia teniendo en cuenta que iban a juntarse en otro lugar de Santiago.
Intenté buscar mil razones pero ninguna idea u opción parecía factible para mi.

Pasé horas completamente disociada hasta que escuché ruido en el living, ruidos molestos y torpes así que me levanté sabiendo lo que podía encontrar pero cuando abrí la puerta vi justo como mi mamá se desplomó en el piso de la cocina.

— ¿Mamá? —Me acerqué a ella rápido para verificar que estuviera bien. La puerta de la casa estaba abierta, recién había llegado.

Estaba boca abajo y la sentí quejarse con dificultad, como si estuviera atorada con algo.
Claramente estaba drogada.

— Mamá... —La llamé poniéndome de rodillas para tomarla y ayudarla a levantarse suspirando rendida.

Su cuerpo estaba rígido, se notaba como luchaba por respirar pero parecía en vano.
Me esforcé por darla vuelta y dejarla boca arriba pero todo su cuerpo empezó a convulsionar, sus ojos se volvieron blancos y su boca empezó a salivar en exceso.

Hasta hace un par de años yo hubiera perdido la cabeza por ver a mi mamá en ese estado, pero las sobredosis eran más comunes en mi casa de lo que me gustaría admitir.

Fui rápido a buscar mi teléfono y llamé a emergencias mientras me aseguraba de que mi mamá no se ahogara ni se hiciera daño con los movimientos bruscos e incontrolables de su cuerpo.

E U P H O R I A [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora