Capitulo 4 : Tus lagrimas.... parte 2

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Capitulo: Tus lagrimas parte 2 

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Me encontraba de alguna manera fuera de la ciudad. Mis telarañas ya no salían y mis lágrimas tampoco. La muerte de Peter me dejó afectada a un nivel mentalmente inestable. Había perdido a mi mejor amigo, confidente y la única persona que entendía lo que significaba llevar una lucha por los demás.

Cada momento, la culpa y el dolor me consumían. Peter siempre había sido un faro de esperanza y bondad, y sin él, me sentía a la deriva. Vagaba por las calles solitarias de los suburbios, tratando de encontrar sentido en un mundo que parecía más oscuro y hostil sin su presencia.

En la noche, mientras caminaba sin rumbo, encontré un viejo parque abandonado. Me senté en un columpio oxidado y dejé que el peso de mi tristeza me hundiera. Los recuerdos de nuestras infancias juntos, momentos en la escuela, sus enseñanzas en ciencias, de sus palabras de aliento y sus bromas tontas, inundaban mi mente.

"¿Qué harías en mi lugar, Peter?" susurré al viento, esperando en vano una respuesta. Sabía que no podía seguir así. Peter nunca habría querido que me rindiera. Necesitaba encontrar una manera de seguir adelante, de honrar su legado.

De repente, un ruido detrás de mí rompió el silencio. Me levanté rápidamente, mis sentidos aún alertas a pesar de mi estado emocional. Un hombre, encapuchado y con una figura atlética, se acercaba lentamente. Con un tintineo de advertencia en mi cabeza, esquivé el disparo y rodé por el suelo, aterrizando en una posición defensiva. El hombre encapuchado avanzó, sus pasos resonando en el parque vacío.

Con rapidez me acerqué, dando volteretas y esquivando todos sus disparos. Finalmente, lo desarmé con un golpe en el pecho, enviando su arma volando. El hombre se tambaleó, sorprendido por mi habilidad.

"¿Quién eres?" pregunté, mi voz firme a pesar de la agitación interna.

"Solo un mensajero" respondió el hombre con una sonrisa torcida. "Hay quienes están interesados en ti."

Antes de que pudiera preguntar más, el hombre lanzó una bomba de humo, desapareciendo en la niebla espesa. Me quedé allí, con el corazón latiendo con fuerza, y comprendí que esto era solo el comienzo. Había personas que estaban dispuestas a enfrentarse a mí. Pero ahora, más que nunca, estaba decidida a seguir adelante.

"Peter había dejado un legado, y yo tenía la responsabilidad de honrarlo. Recordé sus palabras: "Yo-yo solo quería ser especial como tu Gwen". No podía permitir que su sacrificio fuera en vano.

A partir de ese momento , me dediqué a detener a los criminales de los suburbios mientras volvía a casa. Encontré un viejo almacén donde descansar antes de volver lanzando mis telarañas.

Las pantallas de la ciudad neón mostraban las imágenes de Spider-Woman, acusada por el ataque a Midtown. La noticia dada por J.J. Jameson resonaba por todas partes, sembrando la duda y la desconfianza en la mente de los ciudadanos.

Mis movimientos se volvieron más cuidadosos; sabía que cada acción podía ser malinterpretada y utilizada en mi contra.

Jameson, con su voz autoritaria y tono sensacionalista, narraba los eventos de manera que me hacía parecer una amenaza.

"¡La peligrosa vigilante, conocida como Spider-Woman, fue vista en el lugar del ataque! ¿Es ella la verdadera culpable? ¿Podemos confiar en estos supuestos héroes?" Su voz retumbaba en las calles, y cada palabra era un golpe a mi reputación.

Sentí una mezcla de frustración y tristeza. Todo lo que había hecho hasta ahora parecía desmoronarse por una campaña de desinformación. Pero no podía dejarme vencer por las mentiras y la manipulación mediática. Sabía que la verdad siempre sale a la luz, y mi deber era seguir protegiendo a los inocentes, sin importar los obstáculos.

Volviendo a las calles, escuché los gritos de auxilio de una mujer en un callejón oscuro. Sin pensarlo dos veces, me dirigí hacia el sonido, sabiendo que era mi deber intervenir. Al llegar, vi a dos hombres atacando a una joven. Mi cuerpo se movió por instinto, lanzándome hacia ellos y derribándolos con una precisión que solo la práctica y el dolor podían forjar.

La joven me miró con gratitud y sorpresa. "¿Quién eres?" preguntó con la voz temblorosa.

"Soy la única e inigualable Spider-Woman," respondí, ayudándola a ponerse de pie. "Y estaré aquí para protegerte."

Mientras desaparecía en la noche, me sentí más fuerte y más decidida. Peter había comenzado algo grande, y ahora era mi turno de continuar su legado. No estaba sola; su espíritu vivía en cada acto de valentía y compasión. Con cada persona que salvaba, honraba su memoria y avanzaba hacia un futuro en el que su sacrificio no sería olvidado.

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Recuerdo aquellos días de verano como si hubieran sido ayer. El sol brillaba intensamente, calentando la hierba verde en el parque donde solíamos jugar. Yo tenía cinco años y mi mejor amigo, Peter, tenía la misma edad. Él siempre llevaba unos anteojos grandes que se deslizaban por su nariz cada vez que reía, y su cabello castaño se alborotaba con el viento.

El y yo éramos inseparables. Pasábamos horas inventando juegos y aventuras, corriendo por el parque y trepando a los árboles. Recuerdo cómo solíamos buscar el árbol más alto y nos sentábamos en sus ramas, imaginando que éramos exploradores en una selva desconocida. Pete siempre tenía las mejores ideas. Su mente estaba llena de historias y mundos imaginarios a los que me encantaba escapar.

Un día, decidimos construir una cabaña secreta. Encontramos un rincón del parque que parecía perfecto, escondido entre los arbustos. Con algunas ramas y hojas, empezamos a construir nuestro pequeño refugio. Peter, con su ingenio habitual, encontró la manera de hacer una puerta con una rama que se balanceaba. Recuerdo cómo sus ojos brillaban detrás de los anteojos mientras me mostraba orgulloso nuestro logro.

Cuando la cabaña estuvo terminada, nos acurrucamos dentro, riendo y compartiendo secretos. Lucas me contó que quería ser científico cuando creciera, para inventar cosas que hicieran del mundo un lugar mejor. Yo le dije que quería ser escritora, para poder contar todas las historias que vivíamos juntos. Nos prometimos que siempre seríamos amigos, sin importar lo que pasara.

A veces, cuando el sol empezaba a ponerse y el parque se llenaba de luces doradas, nos quedábamos sentados en nuestra cabaña, simplemente disfrutando del momento. Hablábamos de cualquier cosa, desde los bichos que encontrábamos en el césped hasta los sueños más grandes que teníamos. En esos momentos, sentía que el mundo era inmenso y lleno de posibilidades, y que con el a mi lado, todo era posible.

Una tarde, mientras jugábamos a la pelota, uno de los lentes de Pete se cayó y se rompió. Él se quedó paralizado, con una mezcla de sorpresa y tristeza en su rostro. Sin dudarlo, me acerqué y le di un fuerte abrazo, prometiéndole que todo estaría bien.

 Esa noche, acompañé a Peter a su casa, y sus padres le compraron unos nuevos anteojos. Al día siguiente, estábamos de vuelta en el parque, como si nada hubiera pasado.

Con el tiempo, nuestras vidas cambiaron. Nos hicimos mayores y, eventualmente, nuestras familias se destruyeron por la perdida de familiares. Pero cada vez que pienso en aquellos veranos, el recuerdo de Peter me hace sonreír. Aún puedo verlo claramente, con su cabello castaño despeinado y sus anteojos grandes, corriendo por el parque y riendo como si el mundo fuera nuestro patio de juegos.

Ahora, cuando me siento a recordar viejas historias , a menudo me encuentro volviendo a aquellos días, a nuestra cabaña secreta y a las promesas que hicimos. Aunque el y yo ya no estemos juntos, sé que los recuerdos de nuestra amistad siempre estarán conmigo, como un tesoro escondido en el rincón más preciado de mi corazón...

Yo soy Peter Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora