Capítulo 10

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Lo sabes, Bible. Si algo entra por la fuerza y me come, mientras no estás, te vas a sentir realmente mal por ello. Has visto las películas. Leído en los libros. Ya sabes lo que va a suceder. El compinche y la novia siempre son secuestrados, la palman, o usualmente ambas, por los chicos malos en post de los chicos buenos.

Bible se frotó la frente, tratando de calmar la migraña que Job le estaba causando. No es que los DarkHunters pudieran tener migrañas, pero el chaval estaba poniendo la teoría a prueba.

Era eso...

O un tumor.

No puedes tener uno.

Entonces, ¿qué era el latido doloroso que no lo abandonaba?

Ah, sí, era Job.

Bible suspiró.

—Tienes razón, chico. Así que voy a enviarte al Ishtar para que Mos te cuide hasta que yo vuelva. Se asegurará de que nada malo te suceda.

Ahora, eso era una agradable sombra de indignación la que manchaba la piel del chico. Bastante impresionante, la verdad. Si fuera una tetera, estaría silbando como un tren.

—Yo puedo cuidar de mí mismo.

—No es lo que acabas de decir.

—Eso no es lo que quise decir...

—Bible, tenemos un problema.

Miró por encima del hombro de Job para ver a Fort que lucía tan nervioso como el chico. Fort se unió a ellos en la cocina.

Un enorme peso de temor cayó justo encima de Bible.

—¿Qué pasa?

—Build se ha ido.

Era algo que Bible no quiere oír.

—¿Disculpa?

Fort asintió con la cabeza.

—Fui a buscarlo abajo, y no hay rastro de él. Debe haberse colado arriba y salir mientras nos preparábamos. Maldita sea tu enorme casa. En serio, gente ¿Era necesario?

Job soltó un bufido.

—Trata de encontrar en Las Vegas una casa que dé cabida a una docena de caballos, con un gran sótano que no sea angustioso, que puedas cerrar en dos semanas y moverte, creo que lo hice bastante bien.

Haciendo caso omiso al hosco estallido de Job, Bible maldijo. Tanto él como Fort estaban todavía incapacitados, con sus poderes desvanecidos. Y podía patearse a sí mismo por no vigilarlo más de cerca. ¿Cómo se le podía haber adormecido el cerebro olvidando que era un prisionero que ellos tenían la intención de sacrificar?

Demonios, él habría corrido, también.

Job arqueó una ceja ante ellos.

—¿Por qué os volvéis locos los dos, de todos modos? Si está en uno de tus coches, que estoy seguro que lo está, es localizable.

Bible frunció el ceño.

—¿Cómo?

—Rastreo tu culo cada minuto de la noche, vaquero. Por si acaso. —Job se fue al monitor de seguridad en la pared que mostraba todas las imágenes de las cámaras y seleccionó la que vigilaba el garaje. Entonces maldijo, aún más vilmente que Bible—. Olvídenlo, la perra tiene buen gusto. Está en mi Audi R8 Spyder.

Bible le gruñó.

—Cuida tu vocabulario, cachorro.

Job se quejó en voz baja, cuestionando ese punto.

˗ˏˋ 21 BibleBuildˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora