Después de la muerte de sus padres, Eliza Swan fue acogida por su hermano mayor, Charlie, y desde entonces vive con él en Forks.
A sus 18 años, lo único que Eliza quiere es disfrutar de cada momento de su juventud, y preferiblemente con cierto médic...
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"No abuse"
Cuando el lunes llegó, Eliza no estaba tan emocionada como costumbre. Hoy seria el día en que me enfrentaría a Carlisle y ella no sabía como distinguir exactamente lo que sentía. Quería que no fuera más que un brote, o paranoia, pero al mismo tiempo no quería parecer ridícula con sus teorías sobre el médico.
¿Cómo se metió ella en este asunto? ¿Cómo explicaría cómo llegó a esta absurda conclusión? Y lo más importante: ¿cómo reaccionarías si la respuesta de Carlisle fuera positiva? ¿Podría lastimarla?
No. No tenía ningún sentido en absoluto. ¿Cómo le haría daño el hombre que luchaba por salvarle la vida? Después de todo lo que le habían dicho, los momentos que habían pasado, la forma en que la miraba, era imposible creer que fuera capaz de hacer algo para lastimarla.
— ¿Liza? ¿Está lista? — Bella movió la mitad de su cuerpo hacia la habitación, viendo al Swan mayor frente al espejo, perdida en sus pensamientos. — ¿Liza? — entró a la habitación y se acercó a la otra chica tocándole el hombro.
Eliza parpadeó un par de veces y se volvió hacia su sobrina.
— Lo siento, Bells, me siento un poco aireada hoy. — murmuró joven, alcanzando la mochila que estaba en su cama.
— ¿Se trata de ese tema?
— Sí .— suspiró Eliza dejando caer los hombros. — No creo que pueda procesar muy bien esta historia, y si Carlisle confirma esto, no sé qué hacer ni cómo actuar.
— Te entiendo. Creo que siento lo mismo. — murmuró Bella, ofreciendo una sonrisa a la mayor.
— ¿Eres tú quien me va a dejar en el hospital? — preguntó Eliza, caminando hacia la puerta con Bella detrás.
— Sí, Charlie tuvo que ir temprano a la comisaría. — respondió Bella. — Después de lo sucedido con Waylon Forge está abrumado, están tratando de mantener a la población alejada de los bosques por ahora.
Eliza asintió pensativamente. Las dos salieron de la casa, subieron a la camioneta y en poco tiempo Bella se dirigía hacia el hospital.
— Llámame cuando termines la quimioterapia, iré a buscarte. — pidió Isabella. Una vez más, Eliza simplemente confirmó asintiendo. — Estás muy callada hoy, Liza. — observó la castaña.
— Estoy nerviosa, en realidad. — se rió, intentando contener las ganas de balancear las piernas frenéticamente.
— Yo también lo estoy. — murmuró Bella, agarrando un poco más fuerte el volante. — ¿Tienes miedo?
Eliza la miró confundida.
— Ya sabes, que Carlisle haga algo.
— ¿Como lastimarme? — cuestionó la mayor, recibiendo un asentimiento como respuesta. — No, no creo que me haga daño. Quiero decir, sé que podemos engañarnos con personas, o vampiros. — Eliza pronunció esa palabra que le pareció tan irreal, soltando una risa. — Pero estar con Carlisle siempre me hizo sentir segura.
