Después de la muerte de sus padres, Eliza Swan fue acogida por su hermano mayor, Charlie, y desde entonces vive con él en Forks.
A sus 18 años, lo único que Eliza quiere es disfrutar de cada momento de su juventud, y preferiblemente con cierto médic...
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"Estoy enamorada"
Eliza respiró hondo antes de entrar al hospital. La mañana estaba nublada, lo que reflejaba su estado de ánimo. Las puertas automáticas se abrieron con un sonido bajo, revelando la atmósfera familiar del vestíbulo de entrada.
Tenía que hacer algunos exámenes de rutina. En días normales, Eliza incluso se alegraba de esto, ya que tendría una excusa para ver a su médico favorito.
Sin embargo, ese día específico, Eliza no sabía muy bien cómo actuar. Mientras comenzaba a caminar hacia la recepción, tenía en mente el incidente con el pájaro del día anterior. Todavía tenía un recuerdo vívido de lo que sintió cuando aparentemente lo curó. Sintió una especie de conexión inexplicable con esa criatura. Y luego, en un abrir y cerrar de ojos, se fue volando, dejándola cuestionando su cordura
Swan sacudió la cabeza, tratando de alejar los recuerdos. Quizás fue sólo producto de su imaginación. Sin embargo, después de enterarse de la existencia de los vampiros, ya nada parecía sorprenderla. Es como si el velo que separa el mundo "real" y escéptico de lo extraordinario y sobrenatural se hubiera rasgado para siempre.
Se detuvo frente al mostrador de servicio, donde Danna sonrió al verla.
— Buenas tardes, cariño. ¿Viniste a ver al Doctor Cullen? — la mujer sonrió insinuantemente.
Liza se rió y sacudió la cabeza.
— Tengo una cita con el Doctor Shepherd. — fue el turno de Swan de sonreír insinuantemente.
Danna fingió no darse cuenta.
— Está bien, déjame ver. — la mujer escribió algo en la computadora antes de mirar a la joven. — A las 4 de la tarde, claro. Lo llamaré para avisarle que has llegado.
Eliza asintió y esperó pacientemente mientras Gutiérrez hablaba con el médico.
— Él te está esperando. Sabes cómo llegar a su oficina, ¿no?
— Lo sé. Gracias Danna. — se despidió de la mujer, pero antes de irse se volvió hacia ella nuevamente. — ¿Y Carlisle está aquí?
Danna se rió, había tardado mucho en preguntar.
— Está viendo a un paciente ahora mismo, pero debería estar libre pronto.
— ¡Gracias, eres la mejor!
Ella le envió un beso al aire antes de caminar por el pasillo.
No pasó mucho tiempo antes de que llegara a la habitación de Derek.
— Hola, ¿puedo pasar? — llamó un par de veces a la puerta abierta.
Shepherd sonrió, confirmando y haciéndole un gesto para que se sentara.
— Buenas tardes, Eliza. ¿Cómo estás hoy?
— Bueno. — se detuvo Eliza, un poco pensativa. — Me desperté con un poco de dificultad para respirar, creo que estoy cogiendo gripe. — se encogió de hombros, recordando el ataque de tos que tuvo por la mañana. Tal vez fue porque estuvo afuera en el frío el día anterior. Si Charlie supiera esto, se enojaría.
