The Queen -HOTD

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Las sirvientas miran preocupada a la Reina mientras un maestre se acerca con paños tibios para poder bajarle la fiebre.

Han pasado meses desde que dio a luz a su dulce hija Helaena, y ha tenido una serie de periodos donde ha sufrido de una gran fiebre.

—Beba la leche de amapola, mi reina, la aliviara.

Lynesse asiente a las palabras del maestre y con ayuda bebe del contenido, pero como ha sucedido durante el último tiempo, no le hace efecto y darle una dosis más grande podría peligrar su vida.

—¿Cuánto falta para que Rhaenyra vuelva? No quiero que me vea en este estado.

—La princesa estará aquí en una hora, majestad. Cancelo la búsqueda de un pretendiente por razones desconocidas, pero seguro las dirá apenas llegue.

—¿Alguna novedad? —pregunta.

—El príncipe Daemon fue visto en poso dragón con Caraxes, dicen que lleva una corona propia —informa Amelia, una de las sirvientas más leales a la Reina.

Lynesse hace fuerzas para levantarse de la cama, debía detener una posible masacre.

—Ayúdenme a vestirme, debo asistir a la reunión familiar —ordena.

Y como si nada, como si nunca tuvo fiebre al nivel que casi muere, se levanta de la cama para darse un baño de agua helada y vestirse.

Le colocan su corona y empiezan a caminar hacia el salón del trono con su sirvienta más fiel a su lado.

Amelia provenía de una familia que siempre ha sido participe en las labores más bajas para la Corona, pero Lynesse siempre le dice que no es así, pues ayudar con los caballos, los perros de caza, en las cocinas y más cosas que hacen en la familia de Amelia para la Corona es algo que siempre se necesitará, pero a pesar de todo eso, la familia de Amelia no tiene un apellido, nunca han intentado casarse con algún noble o algo por el estilo.

Y no es un secreto que a la princesa Rhaenyra no le agrada Amelia, y la mirada dura que le da al verla entrar a la sala del trono junto su amada es algo que no trata de disimular.

Lynesse le da una sonrisa a Rhaenyra acercándose a ella para besar su frente y abrazarla.

—Me alegra tanto volver a verte, Rhaenyra.

—A mi igual, majestad —le sonríe.

—Vamos, debes estar al frente.

—Prefiero quedarme por aquí, dudo mi padre me quiera ver ahora que he rechazado a todos mis pretendientes.

La Reina asiente y se va a posicionar a un lado del trono de hierro, a un lado de su esposo el Rey.

Las puertas se abren y el príncipe Daemon Targaryen se adentra para caminar hacia el trono de hierro con una espada y una corona de ¿huesos? en su cabeza.

Su mirada pasa de su hermano a la figura femenina a su lado, no puede evitar morder su labio inferior al verla, los embarazos le han hecho bien.

Las capas blancas sacan sus espadas apuntando al príncipe quien extiende la espada que lleva en sus manos con una mirada desafiante.

—Añádela a la silla —señala mientras la deja caer al suelo provocando un ruido.

Una de las capas blancas guarda su espada y recoge la espada que traía el príncipe para llevarla hacia el Rey y Reina.

—Llevas una corona —observa Viserys —¿También te haces llamar "Rey"?

—Una vez que aplastamos a la Triarquía, me nombraron "Rey del Mar Angosto".