Sir Joffrey persigue a Laenor por el lugar, ya que este está sufriendo y culpándose bastante y nadie quiere que haga algo estúpido.
Daemon observa como Aemond mira a Vaghar que está volando por la costa. Se acerca al chico con cautela y nervios. Está muy grande comparado a la vez que lo cargo cuando nació.
—Príncipe Aemond, un gusto conocerlo —trata de ser lo más respetuoso posible, aunque se le hace raro ser así —Soy tú...
—Tío Daemon, madre y padre hablan de ti. Padre cuenta cosas variadas sobre usted, madre cuenta anécdotas más felices.
Nuevamente Vaghar vuela sobre ellos a lo que Aemond mira maravillado.
—Es una buena dragona, pertenecía a mi difunta esposa.
—Los dragones no nos pertenecen, no son un objeto. Ellos son... nosotros les pertenecemos. Madre y mi hermana Rhaenyra siempre me han dicho eso, un buen jinete debe saber eso.
—Pero aun así no tienes un dragón.
Aemond bastante dolido se retira olvidando sus modales y se va a esconder por los pasillos. Se le metió una idea a la cabeza, una idea que lo puede matar. Mira a Vaghar que se recuesta en la arena. Recuerda las palabras de sus hermanas, sobre todo las de Rhaella, él tendría un dragón y lo tendrá hoy mismo.
***
La Reina, la heredera y el príncipe caminan por la arena. El sol ya se estaba ocultando y el atardecer igual.
Rhaenyra insistió en que caminaran un poco, para charlar.
—Laenor ha estado inquieto durante años, pero ahora será un inútil. O peor. Sé mejor que nadie que nuestro matrimonio es una farsa. Pero al menos hago el esfuerzo de mantener las apariencias.
—Tienes más que perder —menciona Daemon.
—Sí, bueno, ese ha sido mi destino desde que mi padre me nombró heredera. Intentamos... concebir un hijo. Cumplimos con nuestro deber lo mejor que pudimos. Pero fue en vano. No había alegría en ello. Encontré eso en otro lugar. Se sentía bien ser deseado por alguien que me pudiera dar lo que necesitaba.
Rhaenyra trata de mirar a Lynesse esperando que no se haya tomado mal la última parte que dijo, pero esta solo mira la arena mientras abraza su cuerpo con una capa bastante grande que fácilmente puede cubrir hasta cinco personas, la trajo para poder sentarse en la arena sin ensuciarse con esta.
—Hmm. Entiendo que Ser Harwin era bastante... devoto de ti —dice Daemon viendo de reojo a Lynesse entrelazar su mano con la de Rhaenyra.
—Si, lo era. Y yo confiaba en él. Debería haber prohibido a Ser Harwin regresar a las tierras del río. Se dice que la maldición de Harren es tan fuerte ahora como lo fue después de la Conquista.
—Esa es una historia de fantasmas, una que Ser Otto explotará gustosamente.
—Y Larys Strong también.
Ambos Targaryen miran a la Reina, al fin decía algo.
—Es mi maestro de los secretos, sabe todo de todos. Debió haber sido él quien mando a matar a su propio padre y hermano. Es el único beneficiado de manera directa.
—Y de manera indirecta estás tú, Lyn —susurra Rhaenyra —Nunca te agrado.
—No me agradaba que no fuera discreto, por su culpa hay rumores sobre los niños. Y que su padre intentara casarlo con Rhaella lo volvía todo peor.
Rhaenyra suspira soltando la mano de Lynesse para ponerse en frente de los que algún día fueron sus amantes.
—He estado esperando nuestra reunión por años. Al principio tú viajabas para poder pasar tiempo con Daemon y Laena, nunca juzgue las cosas que hacían en la privacidad de la habitación. Pero nunca me... He esperado años a lo que sucedió en ese burdel regrese, pero todo ha cambiado tanto. Laena murió, Harwin murió y...
Rhaenyra rompe en llanto a lo que Daemon la abraza con un poco de duda, Lynesse se une al abrazo tras ver la mirada rota de su amada.
—Shhh... puedes llorar lo que quieras, cariño.
—No deseo llorar, deseo volver a sentir esa libertad que solíamos tener, al menos entre nosotros.
Y tras decir eso besa a Lynesse de manera efusiva a lo que la mujer choca su espalda con la del príncipe quien mira con deseo la situación.
Por un momento se sintió mal por Laena, era el día de su funeral y debería estar en luto, por sus hijas y el bebé no nacido, pero ahí está, deseando tocar a las dos mujeres que tiene enfrente de él. Por más que Laena nunca juzgo e incluso disfruto de Lynesse, y que le gustaría que el siguiera adelante, debía tener un tiempo.
Pero todos esos pensamientos se esfumaron en cuento los labios de Rhaenyra se posan sobre los suyos.
Los tres se acercan a una especie de estructura de pescadores abandonada donde dejan la capa para cubrir.
A la primera que empezaron a desnudar fue a Rhaenyra. Cada centímetro que estaba sin ropa era besado y mordisqueado, hasta quedar desnuda. Luego fue Lynesse quien se recostó sobre el pecho de su amada y recibía besos húmedos en el cuello. Y por último Daemon, que con desesperación se quitó el pantalón dejando su erección a la vista.
Rhaenyra empieza a masturbar al príncipe que es empujado por Lynesse hacia la capa. Daemon agarra por la cadera a Lyn para acercarla a su cuerpo y besarla.
Oh, como extrañaba sus labios. Como los recuerdos de esa vez en el burdel le volvieron a la mente, nunca más se quería privar de eso, de esa clase de placer.
Lástima que al otro lado de la playa Rhaella estaba tratando de evitar la muerte de su familia.
Vaya vida.
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The Queen -HOTD
FanfictionLynesse al casarse con el rey de los 7 reinos puede terminar perdiendo más de lo que gana, puede perder a Rhaenyra por culpa del juego de su tío abuelo Otto Hightower. ¿Podrán destruir el juego? ¿O crearan uno propio?