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Rhaenyra y Lynesse miran con nostalgia a sus hijos, el tiempo ha pasado rápidamente para la familia.

—Estoy muy feliz de que hayan podido venir para el día del nombre de Aegon.

—Mi nieto, Aegon el joven, y próximamente otro más. Como me has hecho feliz, querida hija —sonríe el Rey.

La salud del Rey Viserys es todo un misterio, está bien algunos días y otros está muy mal.

—Si es un varón lo llamaremos Viserys —comenta Daemon —Mis hijos tendrán nombres en honor a mis hermanos.

Las palabras del príncipe hacen llorar al Rey quien se abraza de su esposa quien lo consuela.

—¿No quieres ir a descansar? Ha sido un largo día, esposo.

—No, quiero ver a los niños —señala a sus hijos, sobrinos y nietos jugando —¡Aegon, deja esa copa!

El príncipe asustado al escuchar a su padre deja tirada la copa para luego mirar hacia el balcón donde están los adultos, se acerca a estos con una sonrisa.

—Padre, le quitas la diversión a la vida.

—Cuando tengas una esposa puedes empezar a hablar de la diversión en la vida, Aegon. Siéntate con nosotros.

—Hermana, dile algo.

Rhaenyra niega con una sonrisa.

—En algún momento te tienes que casar.

—No quiero, quiero ser tú degustador de vinos profesional.

—Ese cargo no existe, Aegon —le recuerda su madre.

—Nyra lo creara para mí, ¿verdad?

—Lo pensaré.

Feliz, el príncipe se recarga en el hombro de su hermana mayor a lo que su tío gruñe.

—Miren, mi pequeña está ganándole a Sir Kevan —señala Viserys.

El choque de espadas resuena en el lugar, el ataque y la defensa está presente en la batalla. Si no fuera un entrenamiento vigilado por la familia real y sus guardias se podría pensar que es una pelea de verdad.

Rhaella pega una patada en el abdomen del caballero tirándolo al suelo, pero este agarra su pie para que caiga con él.

Quedan bastante apegados y con las respiraciones agitadas. Lynesse muestra claramente su disgusto con una mueca y un comentario, pero el Rey no dice nada.

—Creo que es un empate, princesa —susurra Sir Kevan cerca de los labios de la chica.

Jacaerys aprete sus puños bastante molesto, odia con su alma al caballero.

—Al menos trata de disimular, sobrino —lo molesta Aemond.

—Jace mataría por estar en el lugar de Sir Kevan —continúa molestándolo su hermano menor, Lucerys —Ella no va a dejar a uno de sus favoritos, debes pedírselo especialmente para que lo haga.

—No, eso me volvería un manipulador. No quiero que nuestro matrimonio se base en eso.

—Todavía no están casados —recuerda Joffrey con una pequeña sonrisa traviesa —Y debes saber que yo estoy primero en su corazón.

Jacaerys mira molesto al niño de casi 5 días del nombre, al parecer él no era el único que tenía un enamoramiento por la princesa Rhaella Targaryen.

—¡Hermano! —grita Rhaella mirando a Aemond —¿Peleamos?

—Paso. Ya me enfrenté a tío Daemon.

The Queen -HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora