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Lynesse carga en sus brazos a su pequeña Helaena mientras mira por la ventana de la habitación de su hija como su tío abuelo abandona la Fortaleza Roja, al fin Viserys abrió algo los ojos.

—...¿Lyn? Entiendo que estés molesta, pero di algo.

Rhaenyra está con lágrimas en sus ojos esperando la respuesta de su amada, ella se acostó con Sir Criston tomándolo como amante y lo quería mantener así.

—Está bien. No me molesta, no del todo.

Rhaenyra iba a seguir hablando, pero Lynesse la interrumpe.

—¡Amelia!

La joven rubia se adentra rápidamente con más sirvientas.

—¿Si, majestad?

—Creo que Helaena debe ir al baño.

Deja un beso en la mejilla de su hija para entregarla a una sirvienta.

Rhaenyra mira muy molesta a Amelia y la duda se instala en su mente, ¿y si Lynesse tenía amantes? Hace unos días se dio cuenta de que su amada no hacía más que disfrutar el encuentro, y ya sabía un poco de cómo reaccionar por lo que le generaba inseguridad, pero igual Lynesse es la esposa de su padre y han tenido dos hijos hasta el momento.

—¿Desea algo más, majestad?

—¿Dónde está mi esposo?

—En sus aposentos.

—Bien, pero luego me recuerdas que debemos planear un viaje a Rocadragón.

Un guardia entra a los aposentos y hace sus reverencias.

—Majestad. Princesa, el Rey desea conversar con usted.

Rhaenyra asiente y se despide para ser guiada con su padre.

Amelia toma la mano de su Reina acariciándola un poco.

—¿Desea beber un té, majestad? Ha habido muchos rumores estresantes y...

—No, ¿estas insinuando algo?

Amelia mira preocupada a su Reina para murmurar.

—Dicen que los príncipes estaban en compañía de alguien más, una mujer joven y hermosa. Y que hicieron algo en el burdel, yo solo la quiero proteger.

—No se hablará más del tema, Amelia.


***


La familia real viaja en el barco real con varios problemas, pues los reyes al parecer les sentó mal navegar, ambos vomitan.

Amelia pasa un paño húmedo por la frente de Lynesse mientras un sirviente le tiende un cubo para que pueda seguir vomitando.

—Majestad, debe hablar con el maestre —pide Amelia.

—No, si estoy...

No termina de hablar porque vuelve a vomitar, la Mano del Rey mira a la Reina y luego al Rey notando que quizás ambos se contagiaron de algo, o les sentó mal el viaje, pero es algo peligroso.

Cuando llegan al puerto los reyes son los primeros en bajar del barco para subirse al carruaje que los llevaría con los Velaryon, Rhaenyra se sube y mira como su amada esta que se desmaya.

—Que el maestre la vea apenas lleguemos...

—No, debo estar presente para... para hablar sobre el compromiso.

—No, su majestad. Tiene que revisarla el maestre para que no pase a mayores —indica Rhaenyra —Amelia, ¿puedes asegurarte que eso suceda?

—Si, princesa.

The Queen -HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora