III

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Tiembla Honolulu.

Danny Williams odiaba Hawái con cada fibra de su ser. El calor, las piñas, la gente que siempre parecía estar en modo vacacional... nada le gustaba. Entonces, ¿por qué estaba viviendo ahí y esperando un hijo? La respuesta era simple y complicada a la vez: Steve McGarrett.

Todo comenzó años atrás, cuando Danny aún era un detective en Nueva Jersey. Estaba siguiendo una pista que conectaba a un criminal local con una red más grande que los marines estaban investigando. En el momento crucial, cuando estaba a punto de arrestar al sospechoso, apareció Steve, ese animal intrépido, y todo se complicó. Su primera interacción fue más una batalla de egos que una colaboración.

"¿Quién diablos eres y por qué estás interfiriendo en mi arresto?", había gritado Danny, enfadado.

"Steve McGarrett, Marina de los Estados Unidos. ¿Y tú?", había replicado Steve, con una calma que solo enfureció más a Danny.

Al principio, la fricción entre ellos era evidente. Pero, contra todo pronóstico, esa misma fricción se transformó en una chispa, una atracción innegable que los llevó a salir juntos y, eventualmente, enamorarse. Sin embargo, su amor se vio desafiado por la realidad de sus carreras. Steve tenía que comprometerse con la Marina y eso significaba que no podía estar en Nueva Jersey tanto como ambos querían.

"No podemos seguir así, Danny", le había dicho Steve una noche. "No es justo para ti."

Danny lo había mirado con tristeza, sabiendo que tenía razón. Pero también sabía que no podía simplemente dejar ir lo que tenían. "¿Qué pasaría si me mudara a Hawái?", preguntó de repente, sorprendiendo incluso a sí mismo.

Steve había parpadeado, incrédulo. "¿Hablas en serio?"

Danny había asentido, decidido. "Sí, hablo en serio. Si eso significa que podemos estar juntos, entonces estoy dispuesto a intentarlo."

Y así, Danny empacó su vida en Nueva Jersey y se mudó a Hawái, una decisión que nunca había lamentado, a pesar de su odio inicial por la isla. Su amor por Steve valía cada sacrificio. Con el tiempo, se acostumbró a la vida en Hawái, aunque nunca dejó de quejarse de las piñas y el calor.

Ahora, estaban esperando un bebé juntos, algo que había llegado como una sorpresa maravillosa. Danny miraba su vientre en crecimiento con una mezcla de asombro y felicidad. La idea de tener un hijo con Steve llenaba su corazón de alegría.

Una tarde, mientras Danny descansaba en el sofá, Steve entró a la sala con una sonrisa amplia y dos batidos de frutas. "Pensé que te vendría bien algo refrescante", dijo, entregándole uno.

Danny aceptó el batido y le dio un sorbo, sonriendo. "Gracias, pero si esto tiene piña, voy a tirártelo."

Steve se echó a reír y se sentó junto a él. "No hay piña, lo prometo. Solo fresas y plátano."

Danny suspiró, relajándose contra el respaldo del sofá. "A veces no puedo creer que esté aquí, esperando un hijo contigo. Nunca pensé que terminaría en Hawái, ya sabes."

Steve tomó la mano de Danny y la apretó suavemente. "Yo tampoco, pero estoy agradecido de que lo hicieras. Te amo, Danno. Y estoy emocionado por nuestro futuro juntos, incluso si eso significa que tendré que escuchar tus quejas sobre Hawái todos los días."

Danny sonrió y se inclinó para besar a Steve. "Te amo, Steve. No importa dónde estemos, siempre y cuando estemos juntos."

Y así, a pesar de su odio inicial por Hawái, Danny nunca se arrepintió de su decisión. Estaba enamorado de Steve, y ahora esperaban un bebé que sería una nueva adición a su familia llena de amor y aventuras.

Embarazo McGarretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora