IV

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Tiembla Honolulu

Danny Williams se hallaba en el baño, sosteniéndose del borde del lavamanos mientras luchaba contra las náuseas matutinas. Respiró hondo, tratando de calmar su estómago revoltoso. "Maldita sea," murmuró, "¿por qué tengo que pasar por todo esto solo?"

Desde que había descubierto que estaba embarazado, su vida se había vuelto una montaña rusa de emociones y malestares físicos. Los primeros signos habían sido sutiles: un poco más de hambre de lo normal, una ligera ganancia de peso. Pero en las últimas semanas, los síntomas se habían intensificado. Las náuseas eran casi constantes y sus cambios de humor eran impredecibles.

Mientras se miraba en el espejo, observó el pequeño bulto que se estaba formando en su vientre. Acarició suavemente la curva con una mezcla de asombro y frustración. Amaba a Steve con todo su corazón, pero no podía evitar sentir un poco de resentimiento. Steve, con su constitución de hierro y su naturaleza despreocupada, parecía estar disfrutando del embarazo de Danny de una manera completamente distinta.

Danny se enderezó y salió del baño, caminando hacia la cocina donde Steve estaba preparando algo. Al entrar, lo encontró devorando un enorme sándwich con todos los ingredientes que a Danny se le antojaban pero que no podía comer sin sentir nauseas.

"¿En serio, Steve?" dijo Danny, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. "¿Tienes que hacer eso justo ahora?"

Steve levantó la mirada, un poco sorprendido, con el pan aún en la mano. "¿Qué pasa, Danno? Solo estaba haciendo un sándwich. ¿Quieres uno?"

"No, no quiero uno," replicó Danny, su tono lleno de irritación. "Estoy aquí, lidiando con náuseas y cambios de humor, y tú estás aquí disfrutando de tus antojos sin ningún problema. No es justo."

Steve dejó su sándwich en el plato y se acercó a Danny, con una expresión de preocupación en su rostro. "Hey, no es mi culpa pero lo siento, Danny. No quise molestarte. Sé que esto es difícil para ti."

Danny soltó un suspiro largo, sus hombros relajándose un poco. "Lo sé, Steve. Solo... estoy cansado. Esto no es fácil y siento que estoy pasando por todo solo."

Steve envolvió a Danny en un abrazo, sosteniéndolo con ternura. "Lamento no poder compartir todo esto contigo, pero estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites. Vamos a pasar por esto juntos, ¿de acuerdo?"

Danny apoyó su cabeza en el hombro de Steve, dejando que el calor del abrazo de su esposo lo calmara un poco. "De acuerdo," susurró. "Solo necesito un poco de comprensión. Y tal vez que no comas esas cosas frente a mí."

Steve rió suavemente y besó la frente de Danny. "Prometido. Dejaré los antojos para cuando no estés cerca. Ahora, ¿qué tal si te preparo algo que sí puedas comer? Algo suave para tu estómago."

Danny asintió, sintiéndose un poco mejor. "Eso suena bien. Gracias, Steve."

Mientras Steve se movía por la cocina, preparando algo para Danny, este último se sentó en la mesa, acariciando su vientre nuevamente. A pesar de las dificultades, sabía que todo valdría la pena al final. Tenían un futuro emocionante por delante, y lo enfrentarían juntos, como siempre lo habían hecho.

Danny sonrió levemente al ver a Steve cuidándolo con tanto cariño. A pesar de las náuseas y los cambios de humor, no podía imaginar pasar por esto con nadie más. Y aunque a veces sentía que todo el peso recaía sobre él, sabía que Steve siempre estaría a su lado, listo para apoyarlo en cada paso del camino.

Embarazo McGarretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora