Capitulo ⚔️21

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Abandonó la albarrana con decisión y se encaminó hacia el patio. Krimm guiaba el caballo describiendo un último y lento círculo, seguro de que en cualquier momento Natt St Clair saldría del castillo. Sabía que no le convenía estar con el, y sin embargo impartía a Zeke su primera lección de equitación en un lugar visible desde todas partes.

Sólo unos momentos antes había vislumbrado en la ventana de la torre un ligero revuelo y movimientos Se le formó un nudo de expectación en el estómago mientras bajaba al niño del caballo.

-Zeke, supongo que te sientes cómodo con este paso. Hemos empezado bien.

-Es muy fácil de montar. Pero no seré capaz de guiarlo yo solo. ¿Qué sentido tiene entonces? Nunca podré cabalgar por mi cuenta.

-Nunca digas nunca jamás, Zeke -le aconsejó-. Si dices «nunca», es que has decidido no intentarlo. En vez de preocuparte por lo que no puedes hacer, procura
pensar en lo que sí puedes hacer. Te sorprenderás.
Zeke lo miró con asombro.

-Pero todos me dicen que no puedo montar.

-Y ¿por qué crees que no puedes? -preguntó krimm.

-Porque no veo bien. ¡Podría hacer que tu caballo se diera de lleno contra una roca! -exclamó Zeke.

-Mi caballo tiene ojos, muchacho. ¿Crees que él permitiría que lo llevaras hacia una roca? Occam jamás dejaría que lo estrellaras contra nada. Confía en mí y verás que es posible adiestrar este caballo para que compense tu falta de visión.

-¿Crees de veras que algún día podré cabalgar sin tu ayuda? -preguntó Zeke en voz baja, para que los presentes no oyeran la esperanza contenida en su voz.

-Sí, lo creo. Y con el tiempo te lo demostraré.

-¿Qué insensatez le estás diciendo a Zeke? -inquirió Natt St Clair, acercándose con paso vivo.

Krimm se volvió hacia el y admiró sus mejillas encendidas y sus ojos resplandecientes.

-Venga, Zeke. -Dio al niño un suave empujón indicándole el castillo-. Seguiremos mañana.

Zeke le dedicó una ancha sonrisa, miró fugazmente a Natt St Clair y se marchó a toda prisa

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Zeke le dedicó una ancha sonrisa, miró fugazmente a Natt St Clair y se marchó a toda prisa.

-Estoy enseñándole a montar.

-¿Por qué? No ve bien, krimm. Jamás será capaz de montar por su cuenta. Sólo acabará lastimado.

-No es verdad. Al chico se le ha dicho que no puede hacer un montón de cosas que sí puede hacer. Hay muchas maneras de adiestrar un caballo. Aunque tenga mala
vista, Occam -señaló su semental, que no paraba de resoplar- tiene sentidos lo bastante agudos para ambos.

-¿Qué has dicho? --Natt St Clair arrugó la frente.

-Que mi caballo ve lo bastante bien para...

-Esa parte ya la he oído. ¿Cómo has llamado a tu caballo? -preguntó con tono imperioso, sin ser consciente de que había alzado la voz bruscamente y de que los
presentes estaban pendientes de sus palabras.

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