Capitulo ⚔️74

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-No -prosiguió Ramsay-, no tenía ni idea. Yo sólo quería eliminarte como rival en la disputa por Nattawin Jillian. Ya sabes, necesito al chico Doncel..

-Ya me lo figuraba. Necesitas su dote.

-No sabes de la misa la mitad. Debo muchísimo a los Campbell, que acabarán poseyendo los títulos de propiedad de mis tierras. Años atrás, los Logan se
ofrecían como mercenarios, pero últimamente no ha habido ninguna guerra interesante. ¿Sabes

cuándo fue
la última vez que peleamos como mercenarios? ¡No te muevas! -bramó.... Krimm no se inmutó.

-¿Cuándo?

-Hace quince años. Con los McKane, bastardo. Y hace quince años Mile Gavrael Icarus McIllioch mató a mi padre y a tres de mis hermanos.

Krimm no sabía eso.
En su mente la batalla estaba borrosa, el primer ataque de furia del berserker.

-Fue en buena lid. Y si los de tu clan participaban como mercenarios, no estaban luchando por una causa sino sólo matando por dinero. Si estuvieron en Tuluth,
Atacaban mi tierra y asesinaban a mi gente...

-¿De qué gente hablas? Tú no eres humano.

- Nattawin Jillian no forma parte de esto

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- Nattawin Jillian no forma parte de esto. Suéltalo. Tú quieres tenerme a mí.

-Si está preñado, sí forma parte de esto, McIllioch.
El jura que no lo está, pero creo que se quedará conmigo hasta estar seguro. Los McKane me han hablado mucho

de la clase de monstruos que sois. Sé que los niños nacen berserkers, pero no cambian hasta que son mayores.
Si de su vientre sale un chico, lo mato. Si es niña, ya
veremos. Podría ser un bonito juguete.

Por fin krimm alcanzó a vislumbrar el rostro de Jillian, el horror hecho máscara, No había nada que hacer. Natt lo sabía, era el fin. El miedo y la repugnancia que Krimm había llegado a entrever en sus pesadillas habían sido un presagio. Casi había perdido su ánimo para luchar
cuando se dio cuenta: si Nattawin Jillian no hubiera estado en peligro, el espíritu de lucha lo habría abandonado por completo. Ahora él podía morir.

Muy bien, pues por dentro ya estaba muerto. Pero Nattawin Jillian no. Ella tenía que vivir.

-No está embarazado, Ramsay.

«¿O sí?» Afloraron a su mente los recuerdos de las náuseas que el había sufrido en la choza. Naturalmente, Ramsay no lo sabía, pero la mera posibilidad de que Nattawin Jillian llevara un hijo en sus entrañas le provocó un estremecimiento de júbilo. Su necesidad de protegerlo
se convirtió en su único objetivo. Quizá Ramsay tenía ventaja, pero krimm presentaría batalla.

-Sí, cualquiera te cree a ti -se mofó Ramsay-. Sólo hay un modo de averiguarlo. Además, lo esté o no, se casará conmigo. Quiero el oro de su dote. Entre lo de el y lo que me paguen los McKane, no tendré que preocuparme más del asunto. No te preocupes, lo mantendré con vida. Mientras respire, Gibraltar hará cualquier cosa para que sea feliz, lo que equivale a una incesante provisión de dinero.

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