XVII

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El lugar parecía no ser grande, con muros de piedra y cuartos suficientes como para mantener la privacidad, estantes que parecían ser de adorno por lo vacíos que estaban y un pequeño retrato de lo que parecía ser una pareja junto a tres pequeños niños sonrientes.

La pintura se veía gastada, seguramente por el tiempo transcurrido, pero seguía resaltando las sonrisas que parecían jamás desvanecerse. Sin duda alguna era un día que la familia recordaría con nostalgia. 

"Se ve feliz" Lyra pensó mientras intentaba acariciar el rostro de una pequeña Jane que sostenía la mano del hombre que seguramente era su padre.

Levantó la mirada para buscar a su compañera, encontrándola sentada en la cama de una de las habitaciones sin intención de quitar su mirada de la pared de piedra que tenía al frente mientras mantenía su ceño ligeramente fruncido.

El lugar parecía no agradarle y Lyra no iba a preguntarle el motivo hasta que Jane esté dispuesta a decírselo, hasta ese entonces había decidido buscar otra casa en donde se sienta cómoda pero parecía no poder abrir cualquier otra puerta que no sea el hogar de Jane.

Debían de quedarse, almenos por un día.

—Es acogedor —murmuró sentándose junto a la pelirrubia—, tiene el espacio suficiente para no sentirte solo.

—Es horrendo.

Lyra prefirió no decir más, en cambio solo se limitó a observar el mismo muro que su compañera contemplaba mientras se acomodaba mejor en la cama, intentando no invadir el espacio de su rubia.

Su cuerpo anhelaba mantener contacto con la contraria, su mano se movía inconscientemente hacia la pelirrubia pero parecía recobrar el sentido y se mantenía en medio de ambas, intentando no moverse para así no ser notado por ella.

—Pareces ansiosa —mencionó con burla para después dirigir su mirada a la vampiro y tomar su mano.

—Solo no deseo incomodarte —confesó mientras acariciaba suavemente su mano—, sé que odias a cualquiera que traspase tu línea.

—Nuestro vínculo no me permite odiarte —la pelinegra borró su sonrisa consiguiendo hacer sonreír a Jane—. Es una broma.

Lástima, Lyra ya lo creía.

—Lyra —intentaba llamar pero la contraria se dedicaba a observar sus manos entrelazadas—, no puedo odiarte porque no me lo permites —murmuró acariciando su mejilla— ¿Cómo hacerlo? Si antepones mi felicidad antes que la tuya.

—Me alegra saber que no me odias —respondió—, aunque solo se deba por el lazo.

La pelinegra fingió tristeza pero no logró engañar a la hábil pelirrubia que intentaba reprimir una sonrisa por la escena que presenciaba.

—Deja el dramatismo, Ross.

—Bien.

Y sin más Lyra jaló a Jane hacia ella, uniéndose en un cálido abrazo.

La vida parecía ser buena, por almenos una vez en sus existencia, creía firmemente en haber encontrado todo lo que podría hacerla feliz y ese todo era su linda pelirrubia que parecía disfrutar del momento.

A pesar de ser una prisión mental, ambas deseaban seguir allí, junto a la otra en donde los problemas no parecían desear perturbar su paz. 

La primera en alejarse fue Jane, pero segundos después volvió a acercarse a su compañera para unirla en un tierno beso, sin prisa ni temor, intentando transmitir alguna calidez que le demuestre lo mucho que la amaba.

"Trust me"- |Jane Vulturi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora