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Pensar en distintas excusas para explicar lo inexplicable mantenían la mente ocupada de cierta pelirrubia que caminaba a paso lento hacia la sala en donde su maestro esperaba por ella.
En algunos minutos todo su intento por ayudar al enemigo saldría a la luz y sería revelado por su maestro, uno de los que le habían brindado un hogar y una vida exenta de carencias a diferencia de la que había vivido antes de convertirse.
Debía de sentirse decaída por el error que había cometido pero no lograba siquiera sentir temor, lo había hecho y no se arrepentía porque todo fue para salvar a su compañera.
—Hermosa Jane...
El hombre se mantenía observando las piezas de ajedrez posicionadas en sus lugares correspondientes, hizo una seña y consiguió hacer que su acompañante se sentara frente a él.
—¿Para que me llamaba, maestro? —Aro movió un peón iniciando así una partida de ajedrez.
—Estaba aburrido de mi soledad y creí que una de mis seguidoras más... Fieles... Me ayudaría a distraerme —respondió interesado en la táctica de la pelirrubia—. Fue una sorpresa al saber que no te encontrabas en tus aposentos así que acudí a Alec.
El primer alfil cayó, causando indiferencia en Aro quien movía al siguiente peón para seguir con el juego.
—Los lazos son importantes para mi —confesó consiguiendo tan solo indiferencia en la contraria—, demuestran que no somos tan inhumanos. Pero... Una pareja también debilita, por lo que encontrar a un compañero se considera ahora una gran desventaja.
—¿Cómo podría saberlo?
Jane levantó la mirada, encontrando un par de ojos rojos observándola con total interés y frivolidad, como si asegurara su victoria.
—Cierto... ¿Cómo podrías?
Los minutos pasaron y ninguno volvió a formular alguna palabra, centrando su atención en el juego que tenía a Aro como ganador hasta ahora por las muchas piezas que aún conservaba a diferencia de su seguidora que se mantenía en juego con cinco piezas.
Unos cuantos movimientos más y a Jane tan solo le quedaban tres piezas causando cierta alegría por saber que pronto terminaría el juego.
—Gané —murmuró manteniéndose escéptico—, creí que darías pelea pero me equivoqué.
—Es momento de ir al encuentro con los Cullen, maestro.
Y sin más, Aro se levantó del asiento para después ser seguido por Jane quien esperaba alguna indicación u orden que debía cumplir.
El hombre se acercó al ventanal y observó en silencio a sus seguidores que se preparaban para alguna indicación, al igual que la pelirrubia detrás suyo. Le causaba alegría el poder que cada uno de ellos les brindaba pero no era suficiente.
Fuera de estos muros y fuera del alcance de sus fronteras se encontraban más vampiros con poderes excepcionales que talvez podrían revelarse ante él y sus leyes, y aunque no deseara admitirlo, aún temía por una futura rebelión.
Ya una vez había pasado con uno de sus antiguos y más fieles seguidores, Brennon Ross.
—¿Cuál es su nombre?
Era tonto siquiera en creer que Aro Vulturi no averiguaría por su cuenta sobre su paradero, después de todo nada se le escapaba.
—Así que es verdad —encaró a la pelirrubia y sonrió levemente—. El ceño levemente fruncido, la dureza en tus facciones, ese pequeño brillo en tus ojos que grita por ayuda... Impresionante...
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"Trust me"- |Jane Vulturi|
Fanfiction-Hay muchas preguntas, muchas de ellas no serán respondidas, pero, conformémonos con saber las más importantes. -¿Cómo sabré cuáles son las más importantes? -No lo sabrás... Sólo confía en mí... -Siempre lo hice. ___________________________________...