Encuentristas

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-Martin, Martin. - Chiara golpeó la puerta del baño emocionada.

-Shh. - El chico abrió la puerta despacio. - Rus está dormida.

-Voy a comer con Violeta.- Le susurró emocionada.

El chico la miró con ternura. -Adivina con quién voy a comer yo.

-¿En serio? ¿Juanjo? - Exclamó la inglesa, y ambos se abrazaron y dieron saltitos.

-Se nos da.- Añadió el bohemio mientras se dirigía a su cuarto a acabar de vestirse.

-¿Cómo estoy? - Preguntó dudativa Violeta a su compañera.

Nuria la miró confusa. -¿Vas a ir a una primera cita con una chaqueta Adidas naranja?

-Primero de todo, no es una cita y segundo, es la moda, tú eres que eres muy mayor. - Se burló ahora la pelirroja.

Cogió su bolso y las llaves de casa y se dispuso a salir por la puerta.

-Amor, disfruta. - Aportó la mayor antes de que la pelirroja abandonase el piso.

-Gracias por todo, Nuria. No sé qué haría sin ti. - Se acercó corriendo a su compañera ya que iba tarde y dejó un beso en su cabeza. -Adiós, amor "tessquiero".- Ultimó la pelirroja.

Y antes de que Nuria pudiera decir algo más, la puerta de casa se cerró, dejando allí un excesivo olor a colonia.- Ha gastado un bote entero la exagerada.- Dijo Nuria para sí misma mientras reía.

Chiara miraba atacada la hora, eran las 14:31, odiaba la impuntualidad, pero realmente lo que le pasaba es que estaba muerta de nervios, ya que un minuto no es llegar tarde, pero si ella se caracterizaba por algo, era por siempre llegar 5 minutos antes, es una costumbre que cogió desde pequeña por culpa del TDAH. Como no se fiaba de ella misma y de que no se fuese a disociar o entretener, intentaba ponerse alarmas y se proponía llegar a una hora, la cual si la cumplía la sentía como una victoria contra aquello que tanto odiaba de sí misma.

Al rato volvió a mirar el reloj, 14:45, ya sí que se está retrasando un poco. La inglesa tomó asiento en los bancos de la puerta del Retiro por su parte interior. Desde allí vigilaba el punto de encuentro y además no estaba de pie. Movía la pierna nerviosa y repasaba sus manos, trataba de concentrarse en otras cosas cuando de fondo apareció su salvavidas y no, no era Violeta, era un artista callejero cantando, y es que a la pelinegra la música le había salvado la vida de una forma u otra, siempre era una escapatoria, un sitio donde si enfocaba su atención iba a estar bien. El chico cantaba "Someone Like You" de Adele. Chiara se puso enfrente de él para grabarlo, y el joven le devolvió una sonrisa ya que era la única persona que se había parado a prestarle atención. Cuando el moreno terminó de cantar, Chiara se acercó a él.

-Me ha encantado, eres muy bueno.- Sonrió la chica.

-Gracias. - Respondió el chico algo tímido.

-Sabes yo también canto y toco instrumentos, y me parece muy valiente de tu parte que lo hagas aquí y que regales al mundo un poco de tu arte porque la música solo puede ser cosas buenas. - Dijo la chica notablemente entusiasmada.

-Canta algo conmigo. - Propuso el chico sin pensárselo.

-Em..Yo es que...- Tartamudeó la pelinegra.

-Venga, predica con el ejemplo. - Retó el desconocido.

Chiara sonrió y se sentó en un pequeño taburete que tenía libre el chico a su lado.

-A ver, ¿qué tocamos? - Preguntó el joven con una sonrisa.

-Pff, ¿te sabes los acordes de "The Climb"? - Preguntó la menorquina dudativa.

Desmentimos-KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora