Firmado, Violeta

370 10 4
                                    

La previa transcurría bien; entre anécdotas y risas, los dos grupos se iban mezclando y conociéndose más. Violeta se sentía cómoda, aunque la malagueña estaba demasiado encima de ella. El resto de los chicos le habían caído bien, especialmente Miriam, quien tenía un humor muy característico y rompía el hielo constantemente.

—¡Señores, señores, señores! —exclamó Dave mientras se levantaba—. Llega el momento más esperado y a la vez más temido de las previas —dijo levantando el dedo—. ¡Los juegos!

Algunos gritaron, otros se quejaron, pero la mayoría llevaba tanto alcohol en sangre que un poco de diversión les resultaba irresistible. Mientras decidían el juego entre gritos, Martín, Álvaro y Alex recargaron una ronda de chupitos para todos.

—¡El que no apoya, no folla! —gritó Denna.

Chiara no podía apartar la vista de Violeta. Parecía que se lo estaba pasando bien y estaba muy junta con la malagueña. Cuando Denna gritó aquella frase, Salma apoyó el vaso en la mesa mirando a Violeta, quien soltó una carcajada ante el atrevimiento. Chiara no pudo evitar poner una disimulada cara de asco, pero también apoyó, por si acaso.

—El juego está decidido —gritó Roi, haciendo callar al grupo—. Se gira una botella, sale una persona y se gira de nuevo, sale otra. La primera persona tiene que confesar algo que piense sobre la segunda. Luego, la segunda persona se mantiene y se gira de nuevo la botella. Ahora esa tiene que confesar algo sobre la que nuevamente salga.

—Buuu —se quejó Violeta—. Eso es más aburrido que el yo nunca.

—Amore, no vamos a hablar del cuarto oscuro —le replicó Juanjo, haciendo alusión al juego que propuso ella la otra noche.

Finalmente, decidieron darle una oportunidad al juego.

—Yo no lo entiendo —dijo Chiara, algo tímida.

Salma soltó una risa irónica y comenzó a explicarle el juego a voces.

—A ver, amore, no es tan difícil. Se gira la botella y sale Alex. Se gira de nuevo y sales tú. Pues Alex tiene que confesar algo que piense de ti. Luego se gira otra vez y tú tienes que confesar algo de la persona que salga. Es muy simple, de verdad —explicó en mal tono a la pelinegra, ante la triste mirada de Violeta, a quien no le gustaban esos tratos.

Los chicos empezaron a buscar una botella vacía mientras la pelirroja se levantó para sentarse al lado de la inglesa.

—¿Lo has entendido, Kiki? —preguntó cariñosa.

—Sí —respondió con una sonrisa Chiara—. Es que cuando hay tanta gente estoy en tantas cosas y es como que mi mente chucuchu, chucuchu... —intentaba explicarse cuando Salma se levantó y fue hasta las chicas, tirando del brazo de Violeta hasta ponerla de pie, cantándole la canción que estaba sonando.

—Si existe Dios, debe acordarse de mí —cantaba la malagueña mientras se movía de forma bachatera al son de Violeta, que reía ante la situación.

La guiri volvió los ojos, mirando a Ruslana, quien le respondió con una mirada cómplice, intentando quitarle importancia.

Todos tomaron asiento para comenzar a jugar en círculo. Alex giró la botella y la primera persona que salió fue Álvaro.

—Uhhh —gritaron todos, expectantes.

Se giró de nuevo y salió Martín. Todos rieron y gritaron animados; todas las miradas se posaron en Álvaro.

—Me hubiera liado con él si no hubiera estado de por medio Juanjo —soltó atrevido el chico—. Y además, yo creo que él también —dijo entre risas, provocando gritos de nuevo del resto del grupo, menos del jotero, cuya cara se había tornado seria por aquel comentario, y Martín, que se percató de que al moreno no le había hecho gracia.

Desmentimos-KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora