Domingo

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En una parte de Madrid, la pelirroja se despertaba algo resacosa. Eran las 14:00 de la tarde; ayer se fue a casa no muy tarde, pero le costó conciliar el sueño, tanto que decidió incluso darse una ducha antes de acostarse definitivamente tras un rato dando vueltas en la cama. El pensamiento de su amiga yéndose de la mano con la otra chica le había devuelto a la realidad; era lo que había. Pese a que la pelinegra había intentado tener algo con ella los primeros días, luego su relación se había transformado más en una amistad y, pensándolo con claridad, no le parecía mal del todo, teniendo en cuenta que no sentía que estuviese lo suficientemente bien todavía con el tema de Verónica como para llegar a tener algo sano con alguien, ni siquiera un lío. Además, a Chiara no la podía ver solamente como eso, dado la conexión que sintió con ella en aquella quedada íntima; prefería no estropear lo que sea que tuviesen.

Decidió levantarse, ahora con las ideas un poco más claras que anoche y dispuesta a disfrutar el domingo. Pero algo se volvió oscuro en su rostro cuando vio que, por inercia, había vuelto a hablar en aquel chat bloqueado de Verónica. La costumbre no perdona y siempre volvemos a donde consideramos que estamos seguros, y Violeta seguía sintiendo eso de su ex relación. Se entristeció y lo sintió como un retroceso, ya que últimamente había pensado mucho menos en su anterior pareja y se encontraba mejor con el tema.

—Vaya cara de guapa, hija, y saliste ayer —interrumpió Nuria a la chica que se encontraba paralizada mirando el móvil en el pasillo.

Violeta bloqueó el móvil algo nerviosa y respondió a su amiga:

—Pf, tía, ¿qué dices si tengo unas ojeras? —Se acercó a abrazar a la mayor, pero esta se percató de la prisa que se había dado su compañera en guardar el teléfono.

—¿Chiara o Verónica? —preguntó Nuria con una sonrisa mientras se separaba del abrazo de su amiga.

—Eh... —dudó la pelirroja.

—¿En cuál chat estabas? —vaciló de nuevo la mayor.

Violeta desbloqueó el móvil delante de la chica, mostrándole la conversación de su ex abierta.

—Violeta, los procesos no son lineales, cariño —mostró compasión mientras el rostro de la granadina se tornaba algo triste.

—Lo sé, Nuria, pero demasiado tiempo llevo en bucle; siento que me pierdo mundo ahí fuera.

—¿A mundo te refieres a Chiara, no? —Dejó caer la chica sin ningún tipo de pudor.

—No —fulminó Violeta, seria—. No me gusta que tengas que mencionarla todo el rato; solo somos amigas, no la conozco apenas... —Se mostró algo seria Violeta ya que genuinamente le habían molestado esas dos preguntas seguidas sobre la menorquina debido a los acontecimientos de la noche anterior que ya le habían dejado todo claro.

—Perdona, tienes razón e intentaré no hacerlo —comprendió Nuria que algo pasaba y que su amiga no tenía intención de compartirlo con ella en ese momento—. ¿Quieres un café? Me ha sobrado. —La pregunta hizo sonreír a la pelirroja, recordando lo que apreciaba a aquella persona que la vida le había puesto por delante, la cual siempre estaba atenta a ella y cuidándola. Violeta asintió y fue a por su café, no sin antes dejar un abrazo a su compañera en el que no dijo ni una palabra, pero que desprendía agradecimiento.

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En otro lado de Madrid, la inglesa llevaba un rato despierta, paralizada mirando el techo de su habitación, sin querer despertar a aquella acompañante desconocida para ella. Últimamente se había visto demasiadas veces en esa situación y, aunque por la noche con la emoción del momento y el alcohol le apetecía un montón, por la mañana el panorama le parecía algo incómodo y violento, sobre todo si la otra persona se quedaba a dormir. Al final, no conocía de nada a aquellas chicas y, aunque no necesitaba un vínculo para el sexo, sí lo necesitaba para el despertar, desayunar, acariciar y sentir de verdad a la otra persona. Chiara tapó el cuerpo desnudo de la chica mientras con cuidado estiraba el brazo hacia su móvil, el cual se encontraba en la mesita. Su mente estaba en otro sitio, concretamente en otra persona. Tenía muchas preguntas: ¿Qué opinión tendría Violeta de que se acostase con gente la primera noche? ¿Qué sintió cuando la vio irse? ¿Le molestó, le generó algo o solamente la veía como una amiga? Y la más importante, y probablemente la culpable de que hubiera acabado su noche tan pronto y con aquella chica, era ¿qué tenía Violeta con Alex? Salieron juntos y, después de la noche del viernes, evidentemente no fue para hablar; iban en serio. Logró alcanzar el móvil y lo desbloqueó, decepcionada al ver que entre sus notificaciones no había ninguna de Violeta. No sabía si había llegado bien a casa, si había acabado la noche con Alex o si ya se había despertado. Las 14:30 de la tarde le parecía buena hora, pero no sabía a qué hora se habría recogido ella. La inglesa comenzó a divagar en sus pensamientos hasta que el movimiento de la rubia despertándose la hizo volver a la realidad. La inglesa suspiró aliviada, pues estaba deseando que se fuera y poder ducharse y tener una conversación con la pelirroja en busca de respuestas o al menos saber algo sobre su paradero.

Desmentimos-KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora